domingo, 15 de junio de 2008

La vida sin Grace o Grace is gone

Mal traducido parece un titulo de Coixet. Pero es de James C. Strouse. Critica expresa a la guerra de Irak y implícitamente a todas las actuaciones de los EEUU fuera de su territorio natural. La causa del duelo familiar, cruel e inútil como todos los de este signo, del que nos quiere hacer participar Strouse, es la perdida de una madre y esposa en la susodicha guerra. La deplorable desaparición propicia el acercamiento de un padre (John Cusack) y sus dos hijas, Sheelan O'Keefe y Gracie Bednarcyk, como en otro viaje iniciatico al seno de la familia y la relación de la consanguinidad. El arco que recorren sus encuentros durante el film van desde los afectos desaboridos a la ternura mas empalagosa, siempre dentro del lógico dramatismo, pero con falta de oficio del responsable.
Un hombre de la calle, no aceptado por el ejercito por su miopía, ve como la vida patriótica le hace pagar su cuota con la vida de su esposa, pegándole donde mas duele que es en su autoestima. La dificultad para dar la noticia a sus hijas centra la acción sentimental, aunque el lugar mas indicado no fuera seguramente un parque temático como el elegido. En los peores momentos del film, la música compuesta por Clint Eastwood, nos redime de los recortes presupuestarios y otras menudencias de las que trufan el film. Como Marisa Tomei, que sale también.

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