La cámara de Aditya Assarat avanza por entre los restos del tsunami de 2004 en el pueblo tailandes de Pakua Pak, absolutamente desvastado y en el que 8000 personas perdieron la vida. Languidamente circula por los espacios destruidos, medio reconstruidos, abandonados, inertes, de los que supuran como de las heridas gloriosas una extraña belleza, que no se esconden y se muestran con toda su crudeza, pero no consigue hacernos llegar, con todo, la tristeza inmensa, el volumen de la perdida, la secuencia de los hechos, y la tensión interna que soportan los pocos habitantes que han sobrevivido.
El mar, ladrón de la vida y la poderosa energía de este bello lugar, solo ha dejado resonancias ciclicas de mal fario. En este universo, se reunen el gran amor por las cosas pequeñas y el cotidiano realismo social. Una amalgama que produce un efecto curativo en las almas supervivientes de una población que lucha por reconstruirse así misma y por ir borrando sin medios los recuerdos físicos y fotográficos del desastre. Para tanto trauma instruye Assarat una pasión sin limite, un erotismo de alto voltaje, el peligro de ser amante y una violencia latente que estallara como un tsunami en las vidas de Anchelee SAisoontorn y Suppahasit KAnsen.
lunes, 23 de junio de 2008
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