Colin Firth y Julianne Moore, son capaces de marcar gol aunque les centren un microondas. Distraido y compartiendo plato con seres abandonados, Tom Ford, modisto metido a director, se limita a filmar la elegancia que a gusto de algunos conllevan sus vestidos y sus diseños. El escaparate o pasarela es hoy esta pelicula donde se corta y anula todo lo que se mueve o tiene vida. Así lo entendieron los equipos tecnicos, empezando por el iluminador catalan Eduard Grau, que se recrean en la impoluta California de los 60, como si fuera el tupe de Elvis. La belleza y la estetica de un film no es como el pret a porter y asi lo practicaron los actores como Matthew Goode o Jon Kortajarena que junto a los portagonistas se pasan el film retocando descosidos de guion.
Ford cuenta la historia del dolor de un hombre single que pierde un ser querido pero al que la familia del difunto le comunica que no sera bien recibido en el entierro. Basada la narracion en una novela de Christopher Isherwood que intenta afrontar la homosexualidad con naturalidad, Firth recibio su premio en el ulitmo festival de Venecia.
Abierta pues a otros colectivos no gays, hay que centrarse pues en la interpretacion, transido por el dolor que ocasiona la muerte, de un hombre culto e inteligente que en un dia ha de autoconvencerse de que vale la pena seguir viviendo. Elegante y razonable conclusion.
miércoles, 17 de febrero de 2010
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