No es facil acercarse al problema colonial español y menos como pretende Fernando Gonzalez Molina a traves de una historia de amor también del pasado contado por alguien que supo pero no. Esto hace que el guion este mas deshubicado que las palmeras, que los diálogos sean de arena para los esquíes cursis de unos actores que no emocionan ni con los trucos televisivos que conocen perfectamente. Con un vació censurable de datos históricos, sin valoración política alguna , con olvido social, parece filmada por el ministros de exteriores de un partido ultraconservador. Si África era eso, el filme se vuelve como un boomerang y un montón de cocos contra la producción alienante y alienadora del publico traído y mal llevado y la inutilidad de la obra es de penalizacion moral. Atrapados entre la memoria de África pero poca y la paciencia inglesa, mucha, quedan para el olvido misericordioso Mario Casas, Adriana Ugarte, Macarena Garcia, Berta Vazquez y el insigne Emilio Gutierrez Caba, nada menos que durante3 horas, como si la película fuera de Griffith. Este al menos se habría leído dos veces la novela original de Luz Gabas. La ambientacion magnifica y carisima, esa si, nos lleva de Huesca a Bioko, antes Fernando Poo en la Guinea Ecuatorial.
Dentro de la sección competitiva “Dark Visions”, la catalana Don’t Speak sería una de las representantes nacionales dentro de la programación del pasado Nocturna. El director del festival, Luis Rosales, en la presentación del film, dijo que viviría así su première mundial, significando al mismo tiempo la puesta de largo de una nueva productora: Creandus Films.
Tres años. Un camino plagado de múltiples contratiempos, tal y como comentaron su director, productor y coguionista, Amadeu Artasona, y Francesc Prat, productor y director de la segunda unidad que tienen que hacer frente los primerizos cineastas que se lanzan a la odisea de hacer cine de género en España de forma independiente.
Llego al cine despues de ver películas y disfrutar con ellas desde pequeño. Poco a poco me fui interesando por el cine, por saber cómo se hacían las películas, y eso me llevó a estudiar cine. Luego vino un pequeño corto, y después una pequeña película a la que ha seguido otra pequeña película que es Don’t Speak.
Todo comenzó mientras estudiaba en la Escuela de Cine de Barcelona. Otorgaban unos rodajes y a mí no me tocó ninguno. Entonces cogí una cámara y con unos amigos me propuse rodar durante una semana mi primera película. Corria el 2005 y era "en la carretera". No, pudimos distribuirla porque tuvimos problemas de derechos con la música que pusimos. No se acabó de cerrar el asunto y la posible distribución de la película quedó parada.En diez años, he dedicado este tiempo a escribir e intentar levantar proyectos, que fueron cayendo. Me puse a buscar gente con la que autofinanciarnos.
Cambio de tercio. Siempre me ha interesado este género por su capacidad de provocar diferentes sensaciones en el espectador. Nace el proyecto de Don’s Speak en Barcelona junto a mi socio, Francesc Prat, y dos personas más: Luís Galán y Joan Navarro. Aunque ellos dos no tenían ninguna vinculación con el mundo del cine. El primer trabajo que hicimos fue un service para una producción extranjera que iban a rodar en Barcelona titulada The Wine of Summer, con Elsa Pataki y Sonia Braga, que pese a que creo que no se ha llegado a estrenar aún, contaba con un presupuesto muy alto. Escribimos un guion en dos meses, más la preparación, que nos llevó dos semanas, y el rodaje, que duró otras dos semanas más. Es decir, en tres meses hicimos la película.
Teníamos claras nuestras limitaciones productivas. Es más, para poder poner en pie el proyecto tuvimos que pedir favores a la gente.
El proyecto arrancó a partir de una idea que me pareció interesante: utilizar una casa que había visto un día que fuimos a comer con los socios de Creandus y que fue donde finalmente se localizó la película. Consideramos que la última revisión del guion debíamos hacerla in situ. Para ser una película de terror, todo su argumento se desarrolla de día y a pleno sol. Cuando cuentas con un bajo presupuesto tienes multitud de limitaciones, por lo que debes priorizar y darle importancia a unas cosas por encima de otras. A falta de noche, hacer que los espacios se fueran haciendo cada vez más claustrofóbicos hasta llegar a la casa y, una vez allí, al sótano, que es la expresión última del encierro y del terror…
Para vender la película internacionalmente, por lo que de forma irremediable teníamos que rellenar metraje. Entonces lo que hicimos fue generar quince o veinte minutos más a base de flashbacks. Rodamos nuevas imágenes y un par de estudiantes de Bellas Artes, Marc Fernández y Elisa Ancori, fueron pintando fotograma a fotograma este material, para después darle coherencia con el resto de la historia por medio de una voz en off. Le ha dado a la película un look no muy visto que queda muy bien.
Fue una suerte contar con Francesc para que me cubriera las espaldas, aparte de que fue él quien planificó todo el guion de rodaje. Aunque yo le marqué el camino a seguir, dispuso de la suficiente libertad para aplicar su punto de vista dentro de su unidad. Había días que rodábamos duplicados y otros no, pero en esos días que había trabajo de segunda unidad tenía la seguridad de que él lo iba a hacer tan bien como yo o mejor.
Con todo y con eso seguimos con retraso, por lo que decidimos desdoblarnos definitivamente en dos equipos para poder filmar todo el material previsto. En nuestro beneficio jugó que desde el guion Don’t Speak se prestaba mucho a ello, dada la división de personajes.
Amenábar, Balagueró, Bayona y muchos otros directores han creado escuela, han abierto nuestro cine y son respetados en todo el mundo. La elección del inglés nos brindaba la oportunidad de optar a un mercado más amplio.
Tuvimos muy poco tiempo para hacer el casting. Además, tampoco conocíamos intérpretes internacionales. Pero un actor nos fue llevando a otro y al final conseguimos reunir a un buen reparto que ha hecho un gran trabajo.
El referente, toda la serie The Ring y, en general, todo ese ciclo de películas japonesas. Aparte, el producto nacional del que hablábamos antes tipo Los sin nombre, Los otros, etcétera, junto a otros referentes como pueden ser Psicosis o Tiburón.
Es verdad que en el aspecto de la niña fuimos a lo asiático, en especial por esa idea tan propia de este tipo de cine en la que tras una aparente tranquilidad todo se mueve por dentro. La película abre muchas tramas que no se acaban de cerrar e igual sí que peca un poco de eso.
Por diversas circunstancias. Por ejemplo, la caracterización de la niña la hicimos originalmente con maquillaje. Sin embargo, cuando vimos el primer montaje la niña no nos daba el feeling que buscábamos, por lo que teníamos que tirar de efectos digitales para arreglarlo. El empleo de la rotoscopia de la que hablamos antes fueron ocho meses de trabajo. Si esto lo hace la Disney tiene a mil personas dibujando; en cambio, nosotros solo teníamos a dos…
Los próximos proyectos como gente que nos gusta el cine intentamos hacer cine, y algún camino nos llevará a ello. De momento, lo que queremos es sentar las bases de una factoría con Don’t Speak. Es la ley del mercado. Hay que demostrar que podemos hacer una película por tanto dinero y que podemos venderla por una cantidad mayor. Nos guste o no, el cine es una industria y un mercado, y eso hay que respetarlo.