Carey Mulligan era el rostro perfecto para encarnar, para despertar la historia y advertir al mundo de que las mujeres deben poder votar Casada, con un hijo y explotada en un trabajo de lavandera desde pequeña, va introduciéndose en el movimiento feminista insumiso. La oposicion de su esposo, es el camino que eligen los políticos preocupados por el movimiento en las calles y que deciden reprimirlo salvajemente. Pero Sarah Gavron (autora del polémico Brike Lane 2007)se queda en discursos de grandes argumentos, ideas globales con poder de convicción, pero olvidando tácticas y movimientos sociales en todos sus estratos. En este punto es cuando bordea peligrosamente el panfleto por la obsesión de hacer cine para todos. El cine por ser de época ya limita, desde sus decorados a sus costumbres. Y dandose cuenta al fin, todo el equipo, con la fotografía de Eduard Grau (Buried) a la cabeza y Helena Bonham Carter o Anne-Maria Duff,-Meryl Streep aparece poco.-, recuperan al espectador perdido y consiguen hacer creíble un hecho social y político acaecido en el siglo pasado tan solo. Ella es la emblemática Emmeline Pankhurst, líder continuamente encarcelada que fundo en 1903, con su hija la Unión Política y social de la mujer. La lucha del grupo de mujeres llevada cabo en Inglaterra, tiene mas protagonistas que las que remarca el film. Maud, parece mas un portavoz que una de las piezas fundamentales de la humillante manipulación de los echos que se produjeron. Por no citar el suicidio-llamada de atención de Emily Davison (Natalie Press) que se tiro a los pies de los caballos de verdad, concretamente el del rey, que la atropello mortalmente en junio de 1913 en el Derby de Epson. Una maestra de escuela, que convencida de que necesitaban un martir y se inmolo a los pies de un caballo del rey George V.
miércoles, 23 de diciembre de 2015
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