Dominador absoluto del documental barcelonés desde aquel Ocaña de las Ramblas, el bar con rubia de la plaza Real, las actrices y su casa de muñecas, el Gato y la Rodoreda, reune ahora a las amigas, nueve, presentes o no, de Colita, (si la que desprecio el nacional de fotografia de Wert de 30000 euros), en un nostálgico pero preciso reencuentro con Bocaccio, no el escritor sino el gauche divino. Un juego de seducción a cargo de maestras del encanto o lo intelectual como Teresa Gimpera, Maruja Torres, Nuria Feliu, Rosa Regas, Beatriz de Moura, Pilar Aynerich y la desaparecida Ana Maria Moix, merendando como en los viejos tiempos en el Texas, antes de perderse en la inocente pero revolucionaria penumbra de la exclusiva boite. Colita (Isabel Steva Hernandez), fotógrafa del franquismo que la noche barcelonesa hacia olvidar momentaneamente, podía haber cedido su protagonismo en la película de Ventura Pons, a cualquiera de estas interesantes, por diferentes conceptos, mujeres. Con su acertada, en este genero si y lastima que no abra Berlin cada año con uno, cámara bisturí, nos divide en canal la calle Muntaner por la mitad. A un lado, el 505, donde Oriol Regas y Carlos Barral defendían la libertad y la expresión. Secundados por Oriol Bohigas y el que ponía los discos, el también gran fotógrafo Miserachs. A los que no nos dejaban entrar, nos íbamos enfrente, donde estaba situado Le clochard.
sábado, 30 de enero de 2016
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