Acercarse a Jose Luis Guerin siempre es complicado. No lo consiguió Agnes Varda en un reciente tete a tete en nuestro pais. Este ultimo film, manteniendo el ser humano como centro del universo,cambia su profunda imagen de siempre por la sensualidad de la palabra, una polifonía de voces y pensamientos o deseos femeninos. Por una vez el cine, la película pide mas ser escuchado que mirado o visto. Reivindica el placer de escuchar y propone poner en practica el enorme poder de la palabra. Su capacidad de seducción en la enseñanza, la cultura y la literatura. En una de las primera visitas italianas del film es impactante la sonoridad y majestuosidad del sardo por ejemplo. Si consideramos "En la ciudad de Sylvia", como un lugar donde la mujer debe ser admirada (mirada), aquí el papel de la mujer en el arte es para ser escuchada, discutida, matizada, destruida, mantenida, poseída, interiorizada o simplemente propuesta como alternativa. En las clases de Raffaele Pinto, junto con el director, arranca esta propuesta insólita transformando un ensayo pedagogico alrededor de la palabra en un drama de adulterio en el que participan además Emmanuela Forgetta y Rosa Delor Muns, filóloga experta en Salvador Espriu. Es el único momento en que las musas abandonan a sus autores porque se rigen solamente por sus consideraciones y experiencias intimas y particulares.
miércoles, 6 de enero de 2016
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