Adam McKay, no es un portento de luces para moverse entre lobos de Wall Street como otros hicieron. Y su confusa exposición nos hunde en un mar de números, cifras, inversiones, réditos e intereses. Material este, difícil de hacer triunfar en el cine como ya no lo hizo la estrella, el numero PI. Ryan Grosling, Christian Bale, el rudo Steve Carrell y Marisa Tomei con su aspereza, tratan de poner a Brad Pitt, tan pequeño como su papel, (El mayordomo), en su puesto de productor, acercándose peligrosamente a la estela de los films noirs. Matematicamente confusa incluso para los financieros y borsarios, encuentra su final gracias a los saltos medidos y premiados de Hank Corvin. (El árbol de la vida), esforzado en pegar los añicos del humor. Como debe ser reciben todos. Los banqueros, las inversiones, sus arreglos financieros, la prensa especializada y demás tejemanejes que solamente les pueden conducir a la ruina cuando no a la cárcel. Mas nerviosa y divertida en su primera parte, el filme pasa al espectador los nervios de contemplar la evitable burbuja de los inmuebles que genero la crisis del 2008 y ahora a las 5 nominaciones de la academia. Con personajes verídicos de la novela de Michael Lewis, pasamos dos horas viendo crecer el fantasma de la crisis a los ojos cegatos de estos linces y equipos financieros,donde lo único que cuadra es el comienzo que se anticipo en el 2005 hasta la caída de Lehman Brothers. Como todas las profecías, un montaje universal.
sábado, 23 de enero de 2016
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