El Imanol Uribe de siempre. Que si un personaje no le cabe, le hace un dvd y se lo envía por Navidad, cortando todo su trabajo de grabacion. Y como siempre sobrio, sereno, lo cual indica qye ha bebido en sus propias fuentes. Se apunta esta vez con la otra vez bella Elena Anaya a un genero que se podría instaurar, "heridas sin cicatriza". Que es lo que les ocurre a todos los personajes que se encuentran al etarra protagonista. Junto con el guionista Daniel Cebrian, se acercan peligrosamente a los imites que todavía existen 30 años atrás. Santi es un etarra que acaba de salir de la cárcel y que se dirige al sur para visitar a Emilio, un antiguo compañero de celda que está enfermo. Allí, la casualidad querrá que Santi se tropiece con Marina, la doctora que atiende a su amigo, y con la que el ex convicto tuvo un encuentro hace unos años tan terrible, que ha marcado sus vidas de manera traumática desde entonces. Al volverse a ver, tanto él como ella tendrán que enfrentarse a su pasado y a viejas heridas que aún no han cicatrizado. El ganador del Goya Imanol Uribe (Miel de naranjas) vuelve con un intenso drama que el director lleva madurando desde hace 20 años y que habla sobre la violencia y hasta qué punto las heridas emocionales que provoca se cierran con el paso del tiempo. De este modo, el reencuentro entre un etarra interpretado por el ganador del Goya Eduard Fernández (La noche que mi madre mató a mi padre) y una de sus víctimas, a la que da vida la también propietaria de un premio de la Academia española Elena Anaya (La memoria del agua), le sirve al realizador para reflexionar sobre el odio, la venganza, el arrepentimiento o la locura que genera el terrorismo.
martes, 6 de septiembre de 2016
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