Ricardo Darin, el magnifico actor de "Kamchakta" o del "Hijo de la novia" hace un poker de nueve reinas. Recoge el guión de Eduardo Mignona, al fallecer éste y lo dirige. Un guión con el olor ineludible de "El faro del sur", de "El viento", de "Sol de otoño", de "La fuga" o de la increíble "Cleopatra", pero cuya señal, la del aviso de no cruzar el limite el limite de la ñoñería, que Eduardo detenía tan bien tensado y soltando madeja cuando tocaba, el inexperto Darin no lo controla con la maestría que aun no tiene.
El trio que tiene Darin esta formado de dos detectives de cine negro, un dos de copas y un as de bastos y una mujer fatal o dama de corazones que pide a gritos mas poder en la baraja. Influencias americanas (como el calado de los sombreros), todas, pero el espíritu porteño, ese si con Mignona o sin, si que se respira detrás de cada puerta de gabinete o portezuela de coche.
La ilusión de levantar la película, de pensar que se perdía lo que hubiera sido, pesa como una losa en la espalda de Darin que comparte cartas con Diego Peretti y Julieta Paz. Estemos atentos a la señal, clara y diáfana, porque el humo del revolver puede hacer que no la veamos.
jueves, 11 de octubre de 2007
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