Si la asignatura de Educacion cívica, laica o no, tiene que evitar que presuntos y lerdos directores como Greg Mottola dirijan estúpidos y enésimos filmes de universitarios que repostan alcohol para llegar a su fiesta final de curso con presunción de ligue incluido, sea bienvenida. Porque es sabido que los norteamericanos siempre han sabido reírse de si mismos. Pero esta capacidad de tirarse el tarot cinematográfico, adivinando el sombrío y decrépito futuro de unos auténticos gilipollas descendientes pobres de los "porkys", "desmadres", "albóndigas" o "american pie"uno, dos y tres, conduce a sus generaciones, si regresan de Irak, hacia la impotencia interruptus, el lenguaje mas bastardo y soez y el descubrimiento penoso de un interprete terciario que por la caridad te lleva a la conmiseracion.
Hay que esperar que los mercados cinematográficos cambien radicalmente y no tengamos que llegar a soportar a Christopher Mintz (este aún) o Michael Cera como futuros Jim's Carreys o Ben's Stillers. Pero no solamente esta enfermedad de adolescencia esta ubicada allende los mares. Llegó a mi por desgracia el producto televisivo catalán "Joves" y esta apología del perdedor niñato, creanme que no hay facultad que la arregle. Veremos si el civismo para la ciudadania lo consigue.
miércoles, 24 de octubre de 2007
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