Un hospitalizado, su madre, su abuela y el guardia de seguridad de planta del hospital radiografian esta sociedad nuestra globalizada, deshumanizada y aspera como una piedra pomez a base de tanto sedimentar odios y miserias, pobreza y esclavitud en cualquiera de sus formas y acepciones. Esto es el tercer film de Annette K Olesen, de la que ya vimos En tus manos, otro duro alegato contra el racismo pasado por el mareo del estilo Dogma. A pesar de ello su cine, si no vomitas no es nada despreciable. Únicamente que no se puede acudir desprevenido, sin gafas ni mascarilla, sin chaleco antibalas, ni gorro de natación. Es una película dura, resistible, pero hay que ser un buen encajador de tristes realidades. Es mejor tener un bar cerca de la salida para darse un respiro.
Todo sucede en un barrio residencial danés, aburrido y correcto como todos, donde un joven blanco esta en coma por la agresión de dos palestinos, uno de ellos violento boxeador y a la sazón, el agresor, siendo el otro. novio de su hermana.
Desesperanza frente a una problematica de hondo calado y en cuyos reflejos en la superficie se observa que las caricaturas del frió norte, todavía colean.
martes, 23 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario