Documental de 260 minutos, rodado en 23 paises con un equipo de 200 personas. Lo que era una pelicula epica sobre esta tragedia mundial de la deslocalizacion de los pueblos, deriva lentamente hacia una introspeccion del director perdiendo poco a poco la interesante primera perspectiva. Alardeando de su estudio berlines, Ai Wei Wei, se hace selfies sonrientes entre la miseria mas terrible como si fuera un turista mas a quien el peor drama de la globalizacion no fuera con el. Pero aun asi ha que alabar este documental que el autor chino transforma en una egida parodiando el turismo mas desgarrador y cruel. Como si fuera un integrante de Instagram va rodando miles de metros sin atisbar ninguna solucion con imagenes que quien mas que menos ha visto en el telediario. El merito retratar como sea esta verdad incomoda de la guerra que libran 65 mllones de personas de todas las edades y generos contra el hambre, la guerra civil, la enfermedad y el hogar estable. Mientras se debate sobre seguridad y responsabilidad, el mundo afronta la mayor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial. Más de 65 millones de personas han abandonado sus hogares huyendo en busca de un futuro que contrasta con la realidad que les toca vivir. Cada uno en esta marea humana tiene una historia que contar, con su propio dolor y alegría,, y este documental recoge algunas de ellas, cuyo optimismo a pesar de la adversidad es toda una lección de vida. En una de las crisis migratorias más importantes de la historia de la humanidad, el espectador de cualquier país desarrollado puede correr el riesgo de perderse en un mar de cifras y estadísticas, que informan, pero que no se acercan a la cruda realidad a la que se enfrentan millones de personas de todo el mundo, que dejan atrás todo por lo que han trabajado y que terminan malviviendo en campamentos en medio de ningún lugar. Con el objetivo de poner voz y rostro a la tragedia de los refugiados en cualquier parte de la Tierra, el artista, documentalista y activista por los derechos humanos Ai Weiwei recoge en esta película auténticos relatos de hombres y mujeres que luchan cada día por encontrar su lugar, la paz, y vivir dignamente. Además, el director carga en Marea humana (Human Flow) contra las políticas del miedo, las desigualdades, la injusticia y aquellos que evitan ver el sufrimiento mirando a otro lado justo en el momento en que es indispensable poner de nuestra parte. Weiwei recorre países para, entre la poesía y el realismo sin filtros, ofrecer al espectador una experiencia grandiosa y a la vez íntima, llena de compasión y empatía, que le hará reflexionar sobre lo que puede llegar a ser vivir tan terrible situación.
lunes, 9 de abril de 2018
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