Kristin Scott Thomas s una de mis actrices preferidas desde siempre, como el cine francés. Los dos se reunen bajo la tutela de Phillippe Claudel, escritor psicológico además. El único problema del film es que pretende encontrar todas las respuestas y traspasar la culpa de no hallarlas, algunas cuestiones no las tienen, al pobre publico que pasaba por allí. Claudel intenta y lo consigue disculpar a una mujer que en el pasado cometió un atroz crimen, que comprenderemos, disculparemos y añadiremos que se lo merecía.
Retrato sobrio de personas encerradas en prisiones físicas y metafóricas, mirando de reconstruir lazos emocionales, evitando depresiones imposibles, dibujando vidas entre sombras y demostrando la inutilidad de la arrogancia social y de todas y la fragilidad de la moralidad burguesa y de las otras. Ofrece un solido contrapunto a mi actriz preferida una interesante Elsa Zylberstein. Completa el triángulo interpretativo S. Hazanavicius. Recomendable especialmente en tarde de tormenta de verano, finalizando ya las vacaciones.
domingo, 31 de agosto de 2008
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