Estrenada por zonas y días, el encargo del musical se hizo a Phyllida LLoyd, no se si descendiente de sangre de Frank LLoyd o Lloyd Bacon, pero cinematograficamente seguro que no. De coreógrafos tampoco desciende, por muy aire pop que se pretenda dar a los temas de Abba. Los interpretes cantantes y tiene merito eso si, Meryl Streep, Pierce Brosnan y Colin Firth van a su aire sin saber muy a ciencia cierta de donde soplan los instrumentos de la orquesta. Si que saben cantar mejor que un grupo de amigos después del Asturias patria...., pero su interpretación es complicada de contemplar sin dejar de oír partes de la banda sonora, algunas inútiles, algunas injustificables, sin concepto del ridículo.
La directora ha confundido la obra con un karaoke y nadie le ha dicho que rodar musicales tipo Busby Berkeley no era fácil. La dinámica y progresión del film que debería conseguirse con iluminacion, planificacion y situación de cámara o montaje posterior, lo intenta a golpe de zoom, consiguiendo lógicamente que todos los números sean iguales, agravado por la falta de sincronización rítmica o no saber bailar directamente de los actores protagonistas y demás extras. O sea que tampoco ha visto nunca Fama.
Algún guionista podía haberse esforzado mas para encontrar una mejor historia de mínima ligazón a las canciones medio himnos de Abba. Hollywood no ha aprendido de Broadway y no ha sabido hacer una fotocopia mejor para poder escuchar de otra forma las interpretaciones del cuarteto televisivo sueco. Porque, a los fans les da lo mismo, esta Mamma mia! es television. De la mala.
miércoles, 13 de agosto de 2008
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