Después de un inquietante comienzo, reposa luego en lugares menos violentos, menos tensos y menos emocionantes. Lucrecia Martel, (La ciénaga) llena las secuencias muertas y vacías sin la incomoda indolencia de sus anteriores films. Cuenta la historia de un tormento experimentado por una mujer después de un atropello, tipo muerte de un ciclista pero diferente. Ella va en coche. Nada sabemos de su estado moral ni físico. Atropella alguna cosa que queda inerme en la calzada, duda unos instantes y después se aleja acompañada de la cámara en un gran efecto de indefinicion. El bello bosque por el que nos introducimos al principio se deforesta rápidamente y Martel borra su sendero.
El titulo original es La mujer sin cabeza ha sido cambiado para evitar su coincidencia con una novela, pero ha perdido la gran desorientacion de la protagonista Maria Onetto, aunque su color de cabello coincida plenamente. Juegan a la interpretación con ella, sin saber si pasa alguna cosa, si es que pasa algo, Claudia Cantero, Cesar Bordon, Ines Effron y Guillermo Arengo. Hay este cine argentino de sentimientos que nos pueden.
jueves, 4 de diciembre de 2008
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