jueves, 6 de septiembre de 2018

Rodin

Auguste Rodin, era un escultor fuerte, fisico, con una estetica personal pero vulgar, sin que parezca que es un artista atormentado por el proceso de creacion, ni obsesionado por el incidente de su aportacion al mito de Balzac. Asi es el film. Rodado con largos planos, Doillon solo se transmuta cuando la mujer debe participar en el guion, al igual que cuando exige pasion a su obra.  Fluido entre masas a  veces enormes de piedra/marmol, paseando entre figuras de su talleres como en una exposicion, amando a su arcilla como acaricia enamorado a su Camille. Mas profundo y emotivo que cualquier film anterior, histericos sobre Claudel y sus explosivas relaciones, Jacques Doillon deja claro que lo que quiere  y logra es hacernos llegar la obra del maestro. Carne y piedra, modelacion y sentimiento. Biopic centrado en la mitad dela carrera del genio, con escenas como la de palpar la pareja una obra por acabar a la luz de una vela, que no impide la violencia provocada por la ansiedad de Claudel. Frio y calor, marmol y arcilla. En París de 1880, Auguste Rodin recibe, a sus 40 años, un encargo del Estado para la creación de un conjunto escultórico. Rodin comparte su vida con su amor de siempre, Rose Beuret. Sin embargo, la aparición de Camille Claudel, una destacada alumna suya, lo cambiará todo para siempre. Camille se convertirá en su ayudante primero, y en su amante y maestra después. Durante 10 años vivirán una apasionada historia de amor y admiración que marcará profundamente la obra del artista. El veterano Jacques Doillon, 74 años (Mis escenas de lucha) dirige este biopic de uno de los grandes artistas franceses del siglo XIX y considerado el padre de la escultura moderna. En la obra de este genio comparte protagonismo con las cuestiones emocionales y amorosas que le rodearon durante la creación de su Puerta del Infierno, una composición que elaboró junto a la también escultora Camille Claudel a lo largo de varias décadas, durante las que ambos mantuvieron un intenso romance que, incluso después de terminar, marcó profundamente la vida y el arte de Rodin. De este modo, la película se convierte en un retrato cercano del maestro francés, de sus dudas e incertidumbres tanto en lo sentimental como en lo que respecta al miedo al rechazo de su obra, al fin y al cabo su gran pasión. También la sensualidad intrínseca de las piezas de Rodin se transmite a la gran pantalla en este film protagonizado por Vincent Lindon (Los caballeros blancos), magnifico de nuevo, junto a Izïa Higelin (Un amor de verano), Séverine Caneele (La pequeña Lola) y Bernard Verley.

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