En el cine, casi siempre el que tiene que regularizar su vida utilizando sus conocimientos en un momento de supervivencia, nunca es un albañil sino como en este caso una consolidada coreografa. Película de ambito rural en el que se demuestra que tambien necesita la coreografia y esta dedicada a las personas mayores. La bailarina instalada en Buenos Aires debe regresar a su entorno familiar por la enfermedad de su padre que muere posteriormente y la necesidad de vender su cortijo. Realismo que se refleja en los gestos silencios y miradas como forma de tender puentes entre los protagonistas de la primera historia cinematografica de Meritxell Colell. Una bailarina y coreógrafa de 47 años que vive en Buenos Aires, donde desde hace dos años intenta estrenar una nueva obra sin éxito. Nació en un pequeño pueblo al norte de Burgos, donde ahora ya sólo viven sus padres y seis personas más, y al que no ha vuelto desde hace veinte años. Una llamada de su hermana diciéndole que su padre está muy grave la empuja a volver. Pero cuando llega, su padre está muerto. Después del funeral, su madre le pide que se quede con ella para vender la casa. Son casi dos desconocidas que tendrán que aprender a conocerse y a convivir. El film vive atrapado entre la necesidad de ofrecerse al espectador y ser muy real. Es un ejercicio emocionante de realidad. Iluminada por ese tono realista, esta ópera prima es austera y sensorial sin instalar se en la nostalgia, en su topico.
El frío, el viento, el silencio, las estaciones, son los protagonistas en este homenaje al paisaje social-rural. Los interpretes de este
estimulante debut son Monica Garcia, Concha Nadal, Ana Fernandez, Elena Martin, Xavier Martin, Paquita Perez y Rakhal Herrero.
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