Dream Works no ha tenido en cuenta que la abeja maya ya existe. Steve Hickner y Simon J SMith han olvidado ser originales. Su creador Jerrry Seifield ha desperdiciado una ocasión única en NAvidad, donde se vuelve al cine en familia, de plantear la terrible plaga que sufren la abejas que puede llegar a su desaparición, a no ser que sea otro camelo para subir el precio de la miel.
Técnicamente perfecta, la película adolece de alma de dialogo y de suficientes puentes entre la sociedad humana y la del panal, como para que nos pueda interesa mas allá de la inverosímil historia que largan.
Si el problema es de guionistas, habría que hacer como las abejas, que con un cerebro muy pequeño y limitado, los juntan todos para encontrar los excelentes resultados de solidaridad y producción que todos conocemos se desarrollan en las colmenas.
Cuando al menos esperábamos que apareciera la reina de la red de hexágonos, resulta que no otro nuevo giro dentro del 3D y las reinas parecen ser Larry King, Ray Liotta y la guinda de Sting. Acabemos por favor este año de películas animadas que desaniman por ignífugas, infumables e incombustibles.
sábado, 15 de diciembre de 2007
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