Nadie duda de la filiación de Dani Levy, director de la primera comedia alemana sobre Hitler. Verle en pijama, meandose en la cama, jugando con barcos en la bañera o haciendo el perro, mas que reír, hiela la sangre. Por mucho que le hubiera maltratado su padre. No es para reír porque Levy no es Chaplin ni Lubitsch, y nadie como ellos ha conseguido el imposible maridaje entre la comedia y el horror mas cruel.
Por el mismo motivo tiene difícil el papel el actor Helge Schenider que tiene que interpretar lo que a muchos en la realidad todavía cuesta de creer. Comedieta que enfrenta a los actores que han interpretado parcialmente al nefasto dictador, al que el bigote nunca hizo parecer serio. Aquí un actor judío es recuperado de un campo de exterminio para que ayude al líder nazi a perfeccionar la dicción de su próximo discurso. Una figura difícil de imaginar en el cine y el la historia.
Una película saludable por lo que aporta de recuerdo y memoria a aquellos que no lo vivieron o ni siquiera han oído hablar del severo sufrimiento del pueblo judio. Como mas puntos de vista se den sobre esta barbarie, mejor para todos. Que quede claro que el Tercer Reich, no era un videojuego.
domingo, 9 de agosto de 2009
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