jueves, 6 de agosto de 2009

Up

Dicen que el estudio Pixar, asociada con Disney, propuso el físico de la etapa veterana de Spencer Tracy, para el personaje del abuelo protagonista. Pero podría haber sido mi padre, o cualquier persona como Carl, con largas vivencias interiores de 85 años o mas. El maravilloso y atrevido filme empieza en blanco y negro, con un niño sentado en un cine, viendo sus aventuras favoritas. Casi como una película muda, el niño se transforma en un joven enamorado y feliz al que la vida ira decepcionando hacia su etapa final. La síntesis de 14 minutos mas deliciosa de los dibujos animados. Luego vivimos con Carl y su joven y especial amiguete unas aventuras divertidas, en pasajes exoticos llenos de perros que nos transmitirán con la magia del cine, su ingenio y sus emociones.
Porque además el film de Peter Docter y Bob Peterson rebosa emotividad. Es listo, inteligente e inteligible para cualquier edad, lleno de color y de vida, expresando con sensibilidad y convicción los temas que quiere tratar que son en definitiva las pequeñas cosas importantes de la vida. Porque aunque disfrazada de aventuras, la pelicula es una disección de los sentimientos que todos llevamos en las entrañas.
El film supera todas las pruebas de los mas aguerridos críticos y se hace con el corazón de todos, lastima que no se queden también las gafas 3D, y aprueba con nota el empate final entre sonrisas y lágrimas que no empañan las embarazosas lentes sin amargura.
Un anciano, con el carácter ligeramente agriado por el paso del tiempo, decide salir de aventuras con su casa a cuestas, llevada y propulsada en volandas por miles y miles de globos. Film de animación que conquisto Cannes 2009 desde su apertura y que recupera con un espíritu pedagógico, eterno y maravilloso, unos valores para la humanidad que nos parecía ya hace mucho tiempo, que si habían salido en globo.

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