No conozco personalmente a Juan Jose Campanella. No se si su hijo gritara puta. Pero no es de recibo, ni que sea para promocionar el film en San Sebastian, decir que decidio tener un hijo para que le limpie el culo a los 80 años. Sus peliculas tampoco me han transmitido esto nunca, a saber El hijo de la novia , El mismo amor la misma lluvia , El niño que gritó puta, Luna de Avellaneda y Y llego el amor.
Dicho esto pasemos al correcto film. Un cine negro, con pocas armas, con un inteligente uso de los escenarios y un buen enlace de la trama y su paralelismo en los juzgados para llegar a un final no previsible, pero prescindible. Reparto esplendido argentino como siempre, encabezado por su actor fetiche Ricado Darin en plena forma, Soledad Villamil, sensual y con mas secreto en sus ojos que en la pelicula y Guillermo Francela, magnifico como borracho, que se apodera de todos los planos en los que logra meter la nariz. Tambien Pablo Rago es crucial en la trama.
Cine intimista que se rompe en secuencias como la del estadio de futbol, donde la camara se vuelve loca, sobrevolando el cielo, deslumbrando al sol, como si fuera el unico dia de rodaje que hubieran tenido una grua.
El film se desarrolla al mismo tiempo en dos epocas. 1974 y 1999. Darin es un empleado de juzgados de Buenos Aires, que jubilado, quiere escribir una novela sobre un caso mal cerrado por componendas de la justicia. Enamorado desde siempre y para siempre de su jefa, sirve la novela para contar y revivir vivencias del pasado. Escondido en el secreto del sumarioso pasado hay una violacion y brutal asesinato de una joven, caso que el jubilado nunca ha dado por cerrado. Enfermo con el expediente, persigue al novio de la guapa chica, culpable por defecto y principal sospechoso, un amigo de la infancia enamorado platonicamente y con el compañero borracho del principante investigador, cierra el triangulo de la accion legal e ilegal.
Desafortunadas declaraciones aparte, Campanella domina los resortes de la emocion, toca la fibra del espectador, si acaso los que se dejan arrastrar por la seduccion digamos que argentina, melosa y edulcorada. Quiza larga, quiza enorgullecida, con Borges encima como una losa, el cineasta reflexiona en la pelicula sobre el paso del tiempo, de los recuerdos en la memoria denostada y machacada, y de la historia de amor sin solucion de continuidad aplazada para siempre.
Como en el apartado personal, nos gustaria seguirle y que mantuviera la higiene personal y cinefila como ahora, hasta el fin de sus dias. Y felicidades por el merecido premio en el festival de San Sebastian.
domingo, 27 de septiembre de 2009
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