Me gustan mucho las peliculas que tienen un narrador. La de Isabel Cotxet, lo tiene. Es un maduro tecnico de sonido, Min Tanaka, de alguna manera enamorado de la protagonista del film Rinko (Riu) Kikuchi. Y como amigo casi imaginario la acompaña en silencio a bares, cementerios, -donde ella arregla algunas y determinadas tumbas,- y que componen ambos algunos de los mejores momentos del film. Teñida de fantasmagoria melanconica transcurre el film entre la succion de los fideos, la de los sexos y la implicacion de unos escenarios inquietantes como el restaurante erotico, la habitacion del hotel del amor que parece un vagon de pelham y donde para mi se produce un homenaje a Erase una vez America y su incontestable De Niro. Coixet conoce muy bien el cine y borda la descripcion de la capital japonesa, incluso mejor que la Coppola, dota las escenas de personalidad y sugiere una modernidad buscada que la mantenga en primera linia de los festivales.
Guionista de otra historia de amor imposible, no queda claro porque, no hay que matar a la trabajadora de un mercado de pescado para olvidar que un catalan Sergi Lopez, otra vez magnificamente natural y mal doblado asi mismo y que regenta un tienda de vinos no encuentra su lugar en el mapa no ya de Tokyo, sino del mundo. Soledad y tristeza que proporcionan las dobles vidas, amores paterno filiales mal entendidos y encargos de asesinato poco yakuzas, configuran con algun suicidio y una pobre escena de accion, la consistente trama de Coixet.
La falta de amor, el deseo atizado, el desprecio masoca, el sufrimiento de las ausencias, el miedo a la muerte y el dolor ajeno te hacen salir de la sala con serenidad, humedad en algun ojo y notando que el silencio bello, pesa mas que el vino tinto y la felicidad, cuando el cuento, tan bien contado, se ha acabado.
martes, 1 de septiembre de 2009
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