La película es más honesta de lo que esperable, y prefiere optar por modelos más verosímiles –parece una suerte de ‘Alta fidelidad’ para quinceañeros- antes que a la propia High School Musical, a la sombra de la cual nace.
Porque el Will Burton de ésta tiene algo del personaje de John Cusack de la película de Stephen Frears, si bien quince años antes y sin su vena caradura, todavía temblequeando de inseguridad adolescente. El film, más que un musical propiamente dicho, es una comedia de instituto que, pese a ser convencional, también se aleja del estereotipo de juerga y orgías de su variante más gamberra y opta por la calidez sin resultar cursi.
Lo que en School Rockband encontramos es la clásica historia de integración del diferente –en esta ocasión, un pretendido friki de la música- y la búsqueda de identidad a través de la creación de una banda como Dios manda, entendida como una actividad que permita desarrollar algo nuevo y distinto. Menos mal que, pese al tópico, el film no resulta ni afectado ni triste.
Todo ello en plan suavecito pero bien dado, al menos hasta el excesivamente alargado final, con cierta inclinación al melodrama y que culmina en algún giro al personaje de Charlotte, interpretado por Alyson Michalka, muy poco verosimil. School Rockband utiliza el musical como herramienta y no como fin, y opta por el camino de la comedia blanda sin llegar a ser sentimental.
Sin sorpresas y sin recurrir al encefalograma plano, uno puede disfrutar relativamente del cálido romance del protagonista con Sam –Vanessa Hudgens, que ocupa un lugar secundario en el film, al menos hasta su desenlace-, de las personalidades de sus protagonistas e incluso del divertido cameo final de cierta estrella de la música . La afectadas posturas de adolescente amargado aparecen con cuentagotas, y las de los rockeros son hasta tolerables, ya que existe cierta ternura y sentido del humor en ellas
sábado, 12 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario