Alvin y las ardillas fueron creadas por el compositor musical Ross Bagdasarain, que intentaba labrarse una carrera como cantante utilizando el seudónimo David Seville. Como fue rechazado por las discográficas, inventó unos personajes ficticios, las ardillas, que supuestamente cantaban el tema musical 'The Chipmunk Song (Christmas Don't Be Late)'. Tuvieron tanto éxito que en 1961 los personajes fueron los protagonistas de la serie animada The Alvin Show, y posteriormente, en 1983, de Alvin & the Chipmunks, con mayor calidad de animación, y que es la más conocida en España. Era cuestión de tiempo que llegaran al cine, de la mano del director Tim Hill, que como en su film Garfield 2 combina animaciones digitales de las ardillas, con personajes de carne y hueso.
El argumento es similar al de las series de dibujos, y se basa libremente en la historia del creador de las ardillas. Sigue los pasos de un aspirante a compositor, Dave Seville, que consigue que le reciba con los brazos abiertos Ian Hawke, un poderoso productor musical. Pero a éste no le gusta su trabajo, por lo que le echa casi de malas maneras. De la oficina de Hawke, Seville se lleva una cesta con unos bollos que le habían ofrecido a la entrada, pero que a la salida se niegan a dejarle probar. Sin que él se de cuenta, en la cesta se han ocultado unas ardillas, totalmente perdidas en la gran ciudad cuando el árbol en el que descansaban fue talado para reconvertirlo en árbol de navidad. En casa, las ardillas, Alvin, Simon y Theodore, demuestran a Dave que tienen talento como cantantes. Interpretando una canción de Dave (la citada 'Christmas Don't Be Late'), las ardillas logran ser fichadas por Hawke, y ser número uno en las listas de éxitos.
La animación CGI tiene tanta calidad, que los protagonistas parecen tener vida propia. Además, el especialista en comedia Jason Lee (Me llamo Earl) les da la réplica con cierta simpatía. El film es un entretenimiento familiar sin muchas pretensiones, claramente dirigido a los más pequeños, a los que arrancará carcajadas. El argumento se centra en la relación paternofilial que se establece entre Seville y sus 'hijos adoptivos'. Cuando estos se niegan a obedecer las sencillas reglas básicas para la convivencia familiar, surgirá el desastre, por lo que se puede decir que tiene su moraleja para el público infantil sobre la importancia de la disciplina.
jueves, 24 de diciembre de 2009
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