No se si Buda le daria con todas sus manos a Mark Verkerk, que narra una historia visualmente poetica, con una mirada sutil y de meditacion como corresponde, pero con una feroz violencia, quiza el objeto de su denuncia, que utilizaba con frecuencia sobre los niños, el protagonista monje ex boxeador precisamente nada sosegado.
El film holandes desgrana la figura del ex luchador lleno de tautajes y monje budista Khru Bah, que recogia niños abandonados y los instruia enseñandoles a leer, a escribir, a luchar con la tecnica del kick boxing y a desmantelar redes de trafico de opio en el llamado triangulo de oro tailandes, acciones a traves de las cuales el director austriaco nos hace llegar los mensajes habituales de la filosofia budista, entre los que predomina el triunfo del espiritu humano sobre otros arquetipos.
Quedemonos de este documental con la revelacion de que la vida es un arte que se ha de aprender. Pues eso.
lunes, 28 de diciembre de 2009
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