lunes, 28 de mayo de 2018

Caras y lugares/Visages villages

Un alegre film documental frances tanto como su directora Agnes Varda, la directora intelectual nada pretenciosa que segun debe su carrera cinematografica al amor de su vida. El documental de 89 minutos tiene un brillante final en base a unos retazos de pelicula que rodo a Godard en 1961. El documental, como toda la filmografia de Varda es un canto a la libertad, a la vida y a la democracia, fijandose especialmente en los caracteres de los personajes y los mas minimos detalles del entorno. Como una road movie, expone el proceso creativo de la Vardade gran belleza, com un baguette gigante. los mineros o la chica del parasol. Preguntas filosoficas sobre todos los temas y unas tristes referencias a la muerte unico momento melancolico del film. Con 90 años a cuestas, se le ocurrio unnirse artisticamente al fotografo JR, para con una furgoneta recorrer la Francia rural y observar su vida. Absorbiendo este linaje, lo diluyen y proyectan en los murales y fotografias del artista en paredes y vagones de tren. La directora, que inicio su recorrido en 1955 es considerada nade las fundadoras de la nouvelle vague. La leyenda del cine francés Agnès Varda conoce a uno de sus fieles seguidores: el fotógrafo y artista urbano JR, y descubre que tienen más en común de lo que habían imaginado en un principio. A través de un increíble viaje, compartirán experiencias y desarrollarán juntos sus pasiones: ella por el cine y el documental y él por los murales y obras visuales al aire libre. Una forma de homenajear a la autora combinando veteranía y juventud en un mismo trabajo, un premiado trabajo dirigido y protagonizado por la cineasta Agnès Varda (Sin techo ni ley) y el artista JR, que estuvo nominado a Mejor documental en la pasada edición de los Premios Óscar. Profundo admirador de la veterana cineasta francesa, el fotógrafo colabora con Varda en este proyecto después de visitarla en su casa de la Rue Daguerre, donde reside y descansa tras una larga carrera cinematográfica marcada por su influencia en la Nouvelle Vague y el pionero carácter feminista de sus producciones. A bordo de una furgoneta y cámara en mano, ambos se alejan de las grandes urbes galas y recorren el país de pueblo en pueblo, ilustrando y fotografiando a sus habitantes y su hábitat mientras comparten e intercambian recuerdos o experiencias, propias y colectivas, siempre con simpatía y un agudo sentido del humor. Tras descubrir las historias personales (con un especial protagonismo para los testimonios femeninos) de trabajadores del mundo rural y fábricas en decadencia de lugares como Alpes-de-Haute-Provence, Pas-de-Calais, Vaucluse o Val-d'Oise, los artistas utilizan los retratos de estas personas para empapelar sus pueblos con collages y murales de colosal formato que sirven como representación del poder de la imagen, el arte y el cine en nuestros tiempos.

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