"No resulta tan divertida como seguramente quisiera. La gracia en las interpretaciones de Margaret Qualley y de Beanie Feldstein es uno de sus puntos fuertes, pero el guion necesitaba un giro. Es una de las películas más tontas de todos los tiempos aunque se esfuerza todo el rato por ser graciosa y corrosiva .Y aunque hace notables esfuerzos, no consigue nada interesante. El paisaje, la comicidad y los gags estan sacados de los Cohen y todo está filmado de una manera precipitada, sin pulir, filmado a veces. Su existencia es una buena noticia en cuanto que tiene de festivo regreso por parte de su director, pero también la demostración de que más le vale tener cerca a su hermano.
Aunque la historia construye una intriga ,superficial la deja poco más que una película simpática. Pero su intrascendencia no impide pasar un informal rato. Tiene una duración de 84 minutos y está diseñada para ser fácil de ver, pero es una obra menor.
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