Aplaudo el acierto del titulo original. La producción británica cuando coge un tema, cuando lo disecciona y lo trepana ofrece unas imagenes realistas, crudas, con aristas, cortantes, expresivas y salvajes, pero dejan el veredicto al respetable, casi como en los toros. Un chaval de 12 años, Thomas Turgoose nos aleja con su cabeza rapada de otras parodias incomprensibles americanas y sin moralismos intuye la calle y su relación con la estética e ideología skinhead.
Shane Meadows nos ambienta en la Inglaterra tacheriana del 83. El chico huerfano de padre en las Malvinas observa el "derrumbe" de su casa con madre dentro incluida. El miedo a ser diferente, a no seguir la moda, a la perdida evidente de poder adquisitivo le hacen compartir fiestas y bebida con un grupo que tiene el capo en prisión. A su vuelta, nuestro protagonista vivirá su sed de venganza que se cebara en la limpieza étnica de su Gran Bretaña. El aprendiz de racista sustituye la figura del padre y su educación por el sobrecogedor ejemplo callejero. Perfecta la banda de Stephen Graham, Jo Hartley y Andrew Shim que se diría no son actores y que representan sus vivencias de unos hechos sociales tan terribles como vigentes.
lunes, 7 de enero de 2008
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