Recuerdo ahora de Elia Chouraqui solamente Bala blindada , Las marmotas y Les flors de Harrelson. Es un director correcto, nada del otro mundo que no sea el francés israelita. La insigne obra de LArry Collins y Dominique Lapierre de la que todos tenemos varios ejemplares ofertados en su momento por los bancos ha tardado decenas de años en encontrar director cinematográfico y no menciono ahora los rechazos. Reducir la historia de dos amigos, israelita y palestino en el momento de la fundacion del estado judío, a 100 minutos no era fácil. Todo y buscar desesperadamente la vocación de la inhumanidad del hombre con sus semejante, no lo consigue y es demasiada ya la sangre vertida en el conflicto como para mantener una flema política, y una mirada distante y equilibrada en el actual contexto, sobre todo cuando el libro no lo ha vivido aunque lo anuncia. Al huir el autor de implicarse en los principales personajes, JJ Feild, Saiid Taghmaoui, María Papas o Ian Holm, solamente se moja un poco en los acontecimientos dramáticos que afectan a los mártires personajes secundarios. Reducida la historia a cuatro datos, los sentimientos nacionales a viñetas de foto novela, nos enteramos mas por el telediario acerca de esta misera región masacrada día a día mientras todos miramos a Cuenca.
35 años de guerra entre hermanos quedan eso si , perfectamente reflejadas en las atrocidades cometidas por ambos contendientes. El film al menos reconoce la dificultad de restablecer puentes con la violencia que ha padecido y padece esta trágica región. Es una lastima que no puedan resolver sus diferencias como hacían los dos autores del libro al discutir sobre como debían continuar sus historias. Tenían una pista de tenis entre sus dos mansiones del sur de Francia y allí se jugaban sus propuestas. Dice Lapierre, hoy vivo todavía, que muchas ideas de Collins se quedaron en la red. Como las que no ha podido o sabido tener Chouraqui.
sábado, 5 de julio de 2008
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