Parece que el tiempo de estio inspira a Olivier Assayas quien de hecho nos ha obsequiado ya con Finales de agosto, primeros de septiembre y Las decisiones sentimentales. Grande este film donde se questiona el valor de la obra de arte, -cuanto vale en el mercado una escultura de Degas rota?-,y como consigue plantear a partir de esta tesis, una definicion tierna y optimista de lo transitorio de nuestras vidas, que tanto llora la muerte en la vejez como aplaude la exuberancia de la juventud. Se descompone nuestro pasado, pero el futuro de nuestras generaciones estara bien.
Tres hermanos heredan, a la muerte de su madre, una casa de campo y una coleccion de arte de su tio abuelo. Los intereses pragmaticos acaban prevaleciendo sobre el legado familiar y el director construye un puente de melancolia entre el egoismo de los protagonistas y su decencia recogida en la infancia para demostrar que la globalizacion estimula el desarraigo cultural y familiar. Un baño de nostalgia a nuestros sueños y recuerdos y a las cosas a las que todavia podemos dar un significado. Una mesa y un jarron pueden estar secuestrados en un museo, pero los sentimientos que provocaron o usos para los que sirvieron, no.
A la espera de su Boarding Gate, aclamada en Cannes 2007, gocemos con Juliette Binoche, Charles Berling y Jeremie Renier de esta elegia filmica por la forma. la estetica y la etica que dejamos atras cuando nos entregamos al flujo perpetuo de los objetos.
domingo, 16 de noviembre de 2008
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