Guerra de novias

En el film Kate Hudson y Anne Hathaway han sido mejores amigas toda su vida. La una complementa perfectamente a la otra. Liv es una abogada agresiva y triunfadora que consigue absolutamente todo lo que se propone. Emma es una maestra de escuela algo apocada, pero muy buena persona y con ese punto un tanto irritante que tiene la gente que siempre, siempre, siempre piensa en los demás antes que en sí misma. Ambas tienen novio y están esperando una proposición que las lleve al altar. Cuando finalmente esto pasa, curiosamente casi a la vez, contratan a la mejor planificadora de bodas de todo Manhattan, Marion St. Claire, interpretada por una actriz que este año parece imprescindible en todas las "películas de mujeres", Candice Bergen.El conflicto queda servido cuando la boda de ensueño de ambas se programa por accidente para el mismo día. Como que las dos quieren casarse en el mismo sitio, el único e incomparable hotel Plaza de Nueva York, y como que se niegan a compartir según qué cosas en ese día tan especial, las chicas acabarán enzarzadas en una batalla feroz por boicotear la boda ajena y conseguir que la suya sea la mejor.
Los personajes han sido construidos con bastante solidez y, con el avance de la película y de la enemistad, vemos como éstas evolucionan y se enfrentan a cambios que las acabarán mejorando y enriqueciendo como personas. Uno de los mayores atractivos del film además, si sois entusiastas del género matrimonial claro, consiste en ver los increíbles vestidos que las chicas lucen en el clímax. Ambos vestidos fueron hechos con la ayuda de la diseñadora de vestidos de boda por excelencia en Estados Unidos, Vera Wang.
Además de las siempre divinas Hudson y Hathaway, quiero destacar la interpretación del actor Bryan Greenberg, que interpreta al hermano de Liv secretamente enamorado de Emma. Otra manera de disfrutar del film, es dejar cualquier tipo de prejuicio a un lado. El guión está bien escrito y lleno de gags y bromas de los que es difícil no reírse y esta puede ser la película perfecta para dejar todo lo que os preocupa a un lado, al menos hasta la próxima boda.