Simpático y bonachón este Will Smith, príncipe de Bel Air y producto manipulado y sentimentaloide de la industria del cine. Divertida y opuesta a lo que es de blando el film, su promoción en Quattro, hormiguero donde van como motos y donde solamente faltaba Rosario Dawson, Woody Harrelson y Michael Ealy para redondear la transcendencia que significa salvar almas y corazones rotos y no dejar todo el trabajo al esforzado de Obama.
Smith vuelve bajo la dirección de Gabriele Muccino a buscar la felicidad, a buscar la lágrima fácil y de paso si se puede el oscar. Con el alma propia destrozada por el propio pasado con suicidio incorporado, intenta recomponer un puzzle donde la imagen a copiar es desvivirse por los demás hasta incluso llegar a enamorase de uno de los cuerpos socorridos. Si, no es fácil de entender.
El sucesor de Murphy, solamente puede ocultar su incontestable vis cómica en la ciencia ficción. Y precisamente este viernes, podremos ver su otra nominación, Ali. O Cassius Clay, como me gusta recordarlo a mi. Puede ser pobre, negro o feo, pero esta ahí. Y es lo que cuenta salve almas o no.
miércoles, 21 de enero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario