La poesía al conjunto del film de Gus Van Sant lo pone Ryo Kase, amigo imaginario del protagonista Henry Hopper y que representa el fantasma de un piloto japones desaparecido en la Segunda Guerra Mundial. Cursi de cuento, romántico de bosque de noche, nos agarramos a la mirada ingenua y persuasiva de Mia Wasikowska. Nuevo love story entre dos jóvenes, uno con cancer. La muerte les fascina a ambos, sensibles criaturas, y lo expresan en dibujos y visitas a funerales y cementerios. Mezcla de cine indie y comercial producido por el nada sospechoso Ron Howard. O sea, ni radical, ni durillo ni perfumado ni oscarizable. Visible para adictos a tanatorios.
jueves, 8 de diciembre de 2011
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