La fria Islandia y la helada suecia, producen en cambio calidas, confortables, dulces y humanas historias de cine que en esta ocasion dirige Dagur Kari. La ternura que aplica este hombre a su trabajo, el rodaje dia a dia, ofrece una vida cotidiana llena de sentimientos, bonanza y que sumerge en un mundo de ternura que le hizo triunfar en el festival de Tribeca. Un Gunnar Jonsson que se encuentra a una solitaria y extraña mujer, Ilmur Kristjansdttir, para inicar con ella su mordisco suave a la intimidad. La inadaptacion social la lleva bien nuestro heroe, tabajando en un aeropuerto, lugar de paso, donde despues de miles de personas navegando por el dutty free vas a la brillante soledad de las baldosas siempre fregadas. Sufre mobbing y vive todavia con su madre y el amante de esta. La lucha de un hombre que no quiere compartir su corpachon, condenado al rechazo social y a estar encerrado en su propio cuerpo, lo ve Kari con luz gelida, con la humeda sordidez , con el silencio de los paises nordicos, que solo rompen aqui, la inmesidad y los latidos de uns corazones enormes como tambien el de Sugurjon Kjattansson.
domingo, 15 de mayo de 2016
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