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RICARD CUGAT
Miguel Llansó, director de 'Crumbs', fotografiado esta semana en Barcelona.
Aconsejado por un buen amigo, Miguel Llansó(Madrid, 1979) leyó de un tirada ‘Atletas de las Tierras Altas’, la novela de Nacho Doavo sobre los atletas etíopes y sus increíbles hazañas deportivas. Tipo inquieto, de mente burbujeante, Llansó llevaba un tiempo sin saber qué hacer en España, así que, tras haber cursado un máster en estudios africanos, no lo dudó ni un instante: se iría aEtiopía a hacer “cine aventura” al estilo de su admirado Werner Herzog. El fruto de ese viaje emprendido en el 2008 han sido dos documentales, dos cortos y un largometraje, ‘Crumbs’. Más allá de su inusual origen etíope, ‘Crumbs’ es cine alienígena, en sentido literal. “Yo la definiría como una película de amor surrealista en un futuro postapocalíptico, pero sobre todo es una película sobre personas que están muy perdidas, que son esas migajas a las que se refiere el título en inglés”, relata Llansó con desarmante afabilidad. El filme vendría a hablar de la aventura de un hombre enano (Daniel Tadasse) que viaja por fascinantes paisajes etiopes en busca de Papa Noel para cumplir el deseo de su novia (Selam Tesfaye) de huir de la Tierra y en cuyo camino aparecen soldados nazis con cabeza de ratón, naves espaciales, trenes abandonados y detritus de la cultura popularcomo Superman, Michael Jackson, las Tortugas Ninja o Michael Jordan. Como si ‘Mad Max’ se cruzara con Tarkovsky y Herzog, o algo parecido.
“En Crumbs hay muchas reflexiones y experiencias mezcladas, pero sobre todo quería hablar sobre la desintegración de la cultura y la civilización a manos de la globalización”, explica el director madrileño. “Todo parte de la observación de una ciudad fascinante como Adís Abeba, que está sufriendo muchos cambios por la agresividad más terrible del capitalismo. Ese ultracapitalismo basado en la globalización de la basura y de la mierda, en lo peor y más feo de la cultura popular, está arramblando con todos sus viejos lugares mágicos, los está convirtiendo en migajas”, analiza Llansó, que de joven no estudió cine, pero sí filosofía.
EL TRABAJO EN ETIOPÍA
La “aventura vital” de Llansó en Etiopía merece atención. Becado en gestión cultural para trabajar en la embajada española en Adís Abeba, su primer trabajo cinematógrafico fue un documental sobre el atletismo etíope y sus triunfales fondistas. “Concretamente, sobre jóvenes atletas y el proceso desde que viven desde el pueblo hasta el nivel internacional”, recuerda. Pero el documental se perdió. “Nos lo robaron en un tren en Bélgica. Alguien se llevó la mochila con el ordenador y las cintas. Pusimos una recompensa, pero nada. Desesperación y tristeza. No dormí en tres noches. Era más de un año de trabajo”. El segundo, por suerte, sí que existe: “Es un minidocumental sobre Wami Biratu, un atleta etíope que competía con Abebe Bikila y que sigue corriendo con más de 100 años. Algo alucinante. Hay muchas teorías sobre el increíble éxito de los fondistas etíopes. El ADN, la alimentación, el nivel de glóbulos rojos, la tradición…”.
Superado el concienzudo estudio del atletismo local, Llansó dirigió después dos cortos de ficción, 'Where is my dog?' y 'Chigger Ale', un extraño 'exploit' sobre un clon de Hitler en Adís Abeba, de alguna manera el punto de partida de ‘Crumbs’, que ya protagonizaba su actor fetiche, Daniel Tadasse.
“Conocí a Talasse a través de un amigo común mientras actuaba en‘Bodas de sangre’ en el Teatro Nacional Etíope. Una versión muy loca en plan comedia tarantiniana. Para los etíopes, 'Bodas de sangre' es como un culebrón latinoamericano y les hace morir de risa. En cualquier caso, Talasse es un tipo increíble. Persona extraña, de cuerpo irregular, enano, fue adoptado cuando era niño por un grupo teatral y ha hecho como 14 obras de teatro y casi 20 películas. Admirable”, cuenta el director.
Siendo fan, como decíamos, de Herzog, Llansó viviría en el rodaje de ‘Crumbs’ su ‘Fitzcarraldo’ particular. “Rodar en Etiopía es una aventura: furgoneta y tira millas. Es algo fácil y difícil a la vez. Lo fácil es encontrar localizaciones increíbles o que te presten una locomotora diesel de los años 70 para que ruedes todo el día por solo 30 euros. Lo difícil es que te vengan unos tipos con kalashnikovs en mitad del rodaje a pedirte dinero… Te contaré la historia: descubrimos un ‘lodge’ abandonado en medio de Awash, una zona de sabana. Un sitio increíble, un hotel a medio construir que había dejado ahí un tipo árabe en medio del desierto. Pagamos dinero a un guardés para entrar a rodar, pero luego vinieron otros guardeses con fusiles que dijeron que eran los dueños del hotel. más tarde otros, que empezaron a discutir con los segundos. Nosotros allí, pensando que igual nos pegaban un tiro, riendo nerviosamente”, relata Llansó, que recuerda también cómo el director de fotografía, Israel Seoane, se cayó en unas arenas movedizas: “Si llega a ir solo se queda allí hecho un esqueleto. Por suerte le pudimos sacar entre varios, con la ayuda de unos palos, haciendo una cadena humana”.
'CRUMBS', EN FESTIVALES INTERNACIONALES
Llansó recuerda hoy que, mientras estuvo en España, nadie le hizo caso en sus intentos de llevar su indómito túrmix de ideas al cine. "Nada de nada. Desde los 18 años escribía cosas. Hice el guión, incluso, de una película un poco mala, que era 'Así habló Zaratustra' en versión punk", ríe. Ahora, ha ocupado el tiempo del último año en presentar 'Crumbs' enfestivales internacionales, entre ellos Rotterdam. "Me gustaría que la película se viera lo suficiente para poder hacer otra", comenta el realizador, que empezó a estudiar cine en el 2011.
Etiopía solo consume cine etiope
Buen conocedor de Etiopía, Miguel Llansó afirma que hay un 'boom' de cine etíope. "El 95% de las películas que se ven en Etiopía son producción propia", asegura. En la capital, Addis Abeba, hay 20 salas de cine, la mayoría cines antiguos de los años 50 y 60 que proyectan las películas en formato DVD. Y solo en uno se puede ver cine internacional tipo 'blockbuster'. "La verdad es que casi nadie va a ver las películas americanas, la gente pasa de ir a ver cine en versión original. Solo se ven películas etiopes. Comedias románticas y dramas, Eso es lo que funciona. No son películas muy interesantes artisticamente, pero sí lo son desde el punto de vista de la producción y el mercado. Las ven miles y miles de personas", relata Llansó.
Preguntado por 'Efraín', película etiope estrenada hace unas pocas semanas en España y que fue la primera película del país africano que se proyectó en el Festival de Cannes, el madrileño estima que "es una rara avis, porque no es cine etíope en sentido estricto. Su director, Yared Zalaki, es un chico etíope que vive en Estados Unidos y su película está pensada como la mía, para ser vista por muchos públiicos
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