martes, 3 de mayo de 2016

Quatretondeta

Pol Rodriguez ha puesto en marcha un film casi extraterrestre. Una comedia absurda repleta de humor negro, en la que los personajes entran por un costado de la pantalla y desparecen por el otro, cadáveres incluidos rozando el surrealismo. El de pueblo, el rural, no el daliniano de Nueva York. Y claro un ritmo modernista tiene que ser entrecortado, sincopado, pero sugerente e inconstante. La parte final, sin el arranque adolece pues del nervio exhibido en al principio. El eje solido y vertical, como aquel que utilizan los bomberos para deslizarse con rapidez y ocupar su plaza en el camión rojo con sirenas es José Sacristán. Un actor que como los grandes crece con el tiempo y que siendo un viudo amargado pero acogedor y confortable no hace olvidar al padre, al gangster o al escritor encerrado en una baño 24 horas(Toro, Madrd 1987, El bar).Su lucha es conseguir enterrar el cadáver de si mujer en el pueblo alicantino del nombre del film según su promesa contra una hija que quiere llevársela a París.La tradición del cine hispano se mantiene viva desde hace 50 años o mas, con multitud de matices y temas. Tiene un futuro asegurado como demuestran sus seguidores, tanto directores como actores. Y aquí lo demuestran además del mito, Julian Villagran, Laia Marull i Sergi Lopez, en el film con una escena memorable con azar.

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