Se echa en falta en la cinta de Malgorzata Szumowska, la profundidad critica y social que apunta, y que diluye muy pronto en un humor negro, inteligente si se quiere que se empeña en mostrarnos las miserias humanas mas que analizarlas psicológicamente, que es para lo que sirve también el cine. Quizá por la helada forma de presentarlo todo, la directora fue premiada en Berlin, pero su simple y vulgar receta cinematográfica consiste en echarle mas pimienta que carne. El objeto de este análisis eficaz pero que acaba siendo absurdo es la sociedad polonesa actual centrada en tres personajes. Una hija cón problemas mentales y de anorexia, un juez de instrucción alcohólico y la terapeuta que utiliza métodos sobrenaturales o esotéricos. Nada puede hacer dudar a este juez de instrucción, que en su día a día afronta todo tipo de situaciones extremas, a las que responde con trabajo duro e investigaciones minuciosas. Sin embargo, en casa tiene su mayor reto: ayudar a su hija anoréxica Olga que, sin poder superar la muerte de su madre, podría terminar suicidándose. Para evitarlo, el magistrado la lleva a una clínica. Allí trabaja Ana, una psicóloga con sus propios traumas y con un inusual don: puede hablar con los muertos queridos. Malgorzata Szumowska (Amarás al prójimo), una de las directoras europeas más respetadas en el panorama actual, trae una cinta en la que, a través de tres historias cruzadas, muestra tres aproximaciones diferentes sobre el cuerpo y el alma. Premiado en Berlín y en los Premios del Cine Europeo, el film reflexiona sobre el sentido de la vida a través del drama y del humor negro. Janusz Gajos (Circuito cerrado), como el fiscal, Maja Ostaszewska (que repite con la realizadora tras Amarás al prójimo) en la piel de Anna y la debutante Justyna Suwala, que interpreta a Olga,tanto para estel papel como para el del resto de chicas jóvenes de la película, la directora realizó el casting a través de redes sociales como Facebook.
domingo, 3 de julio de 2016
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