viernes, 15 de julio de 2016

FALLOS DE CRITICOS?

CARLES RULL. 20.06.2016 - 06:38h Warcraft: El origen era uno de los proyectos más esperados de la temporada, una adaptación del universo de los videojuegos World of Warcraft que prometía recuperar el espíritu épico y fantástico de El señor de los anillos. Sin embargo, la superproducción dirigida por Duncan Jones llegó a las pantallas precedida por unas críticas malísimas. Las comparaciones con la saga de Tolkien resultaban odiosas, pronosticaban que sería uno de los batacazos del verano y algún cronista la llegó a comparar con Campo de batalla: la Tierra, una de las superproducciones de ciencia-ficción más odiadas del género en los últimos veinte años. Que las opiniones de la crítica y el público en general no coincidan no es nada nuevo, y aunque esta adaptación de Warcraft tampoco sea una obra maestra, los fans parece que salen más que satisfechos de la película. Tiene un 6,3 de media en Filmaffinity, un 7,7 en IMDb o un 83 sobre 100 en Rotten Tomatoes (en contraste con el 27 por parte de la crítica); y está resultando un notable éxito comercial, sobre todo en China, donde se ha convertido en el segundo mejor estreno de la historia, solo por debajo de Fast & Furious 7. Kubrick fue nominado al razzie como peor director por 'El resplandor', o al prestigioso crítico Roger Ebert no le gustó, en su momento, 'Blade Runner' Pero, más allá de ese divorcio habitual que se produce entre críticos y espectadores, sorprende comprobar algunas valoraciones que los expertos endosaron en su momento a películas que se consideran obras maestras o títulos míticos de la historia del cine. Aún sorprende recordar como El resplandor, de Stanley Kubrick, una de las películas más estudiadas y también consideradas entre las mejores en el género de terror fue recibida durante su estreno, en 1980, con ataques furibundos. PauseMute Fullscreen Se juzgó como la "peor" adaptación posible de la novela de Stephen King. "Cuanto más loco se vuelve Nicholson, más idiota parece. Shelley Duvall transforma la cálida y simpática esposa del libro en una histérica semi-retrasada" (Variety). Los razzies nominaron a Kubrick y a su actriz, Shelley Duvall, entre lo más ínfimo de aquel año. A uno de los críticos más queridos y reconocidos, el fallecido Roger Ebert, la emblemática Blade Runner le pareció en 1982 un filme más bien mediocre: "La película tiene el mismo problema que los Replicantes: en lugar de carne y sangre, sus sueños son de hombres mecánicos (sin alma)" (RogerEbert.com). 25 años después, rectificaría. Con el paso del tiempo la percepción de una película puede variar completamente. Las que en su momento nos parecieron maravillosos pueden decepcionarnos, y a la inversa. Nadie está obligado a que le guste una "obra maestra", y no son pocas las obras que provocan encendidos debates a favor y en contra. Si repasamos algunas de los títulos mejor valorados por los aficionados en las últimas décadas nos encontraremos, por ejemplo, con la tibieza que fue acogida, pese a ser nominada al Oscar a la mejor película aquel año, Cadena perpetua (1994). "Nolan nos ofrece un banquete predigerido y pesado" sentenció el crítico de Salon.com en su opinión sobre El caballero oscuro (2008). "Mucha indulgencia y un capricho lleno de sonrisas y lágrimas, simplemente irritante, plagado de sacarina y una irresistible dirección artística" (San Franciso Chronicle), fue una de los comentarios negativos que recibió Big Fish (2003) de Tim Burton. 'El Padrino II' comparada con el monstruo de Frankenstein "La película, que trata sobre la grandeza y vanidad del Imperio Romano, acaba pareciéndose a un show de los Muppets sobre Peter Pan contra el Capitán Hook", durísima y contundente crítica en Washington Post, y estaba hablando de Gladiator (2000). "Quiere ser una comedia agridulce sobre la pérdida erótica y la pérdida de la memoria. Pero no tiene ni corazón ni cerebro", recogía la crónica de 2004 en Baltimore Sun sobre ¡Olvídate de mí!, la película de culto dirigida por Michel Gondry y protagonizada por Kate Winslet y Jim Carrey. Vamos con un par de clásicos. ¿Qué mítica película reseñaba el crítico de New Yorker con el comentario de... "Me siento a duras penas para ver la producción en technicolor de la MGM en la que no se halla el menor rastro de imaginación, buen gusto o ingenuidad. En pocas palabras, apesta” ? Pues a El mago de Oz, versión 1939 con Judy Garland. Y a qué personaje, actor y película se refería la de Variety con "uno de  los más repugnantes y desagradables protagonistas en la gran pantalla en mucho tiempo", pues al Jake LaMotta que interpretó Robert DeNiro en Toro salvaje, de Scorsese ((1980). O, ¿qué les parece? "Es como un monstruo de Frankenstein cosido a base de partes sobrantes" para definir nada menos que El Padrino II (1974) en la crónica de The New York Times. 9 películas clásicas con malas críticas Apocalypse Now (1979). Vietnam y la locura de la guerra en todo su apogeo. Una de las películas más míticas del cine, otra de las obras maestras de Coppola, pero que en su día dividió a los críticos. "Emocionalmente torpe e intelectualmente vacía" (Time), "No es la más grandiosa película de la década, ni siquiera del año" (Guardian). El club de la lucha (1999). La adaptación de la novela de Chuck Palahniuk a cargo de David Fincher fue muy controvertida. Protagonizada por Edward Norton y Brad Pitt le cayeron palos de todo tipo: "fascista", "filosofía infantil", "violencia exagerada", "manual de autoayuda deleznable". Hoy en día es una de las grandes películas de culto. El imperio del sol (1987). Spielberg, siempre tildado por sus detractores de "sentimentaloide", "infantil" o excesivamente "patriótico" realizó un viraje hacia el drama y el cine "más adulto", dejando atrás las películas supertaquilleras, con títulos como El color púrpura o El imperio del sol. Parte de la crítica siguió sin caer rendido a sus pies. La noche del cazador (1955). Otro de los títulos referenciales del cine, con Robert Mitchum encarnando a uno de los villanos más icónicos, un falso reverendo con las palabras "odio" y "amor" tatuadas en sus nudillos y acosando a dos niños (que él mismo ha dejado huérfanos). Fue la primera película como director del gran actor Charles Laughton, también la última debido a las pésimas críticas que recibió. La vida privada de Sherlock Holmes (1970). Prueba que ni el genial Billy Wilder se libró de las malas críticas, como en películas anteriores, las estupendas Ariane o Bésame, tonto. Su extraordinaria incursión en la obra de Sir Conan Doyle y el universo de Sherlock Holmes se saldó con un estrepitoso fracaso comercial y crítico. Psicosis (1960). Otro maestro, el británico Hitchcock, vapuleado por la crítica. De hecho, en Estados Unidos no se tomaron sus obras (maestras) en serio hasta que los chicos de Cahiers de Cinéma y su política de cine de autor entraron en acción. "Puede que el fan experimentado de Hitchcock espere lo irrazonable... pero lo que ofrece es simplemente horrendo" (Time Magazine). "Un simple trabajito de serie B" (New York Times). Ser o no ser (1942). Simplemente magistral y una de las mejores comedias de la historia de cine, con el inconfundible sello de Ernst Lubitsch. Sin embargo, el tomarse a posible cachondeo, en plena II Guerra Mundial, el tema de Hitler, la invasión de Polonia o la persecución al pueblo judío era demasiado. Una sátira brillante e irrepetible que fue prohibida en numerosos países. Terciopelo azul (1986). Una de las obras maestras indiscutibles de David Lynch, en la época de su estreno dividió visceralmente a la crítica en dos bandos opuestos e irreconciliables: los que la amaron y los que la detestaron. No hubo medias tintas y algunos de sus intérpretes, como Isabella Rossellini o Laura Dern, fueron duramente ridiculizadas. Entre sus detractores, el legendario crítico Roger Ebert. ¡Qué bello es vivir! (1946). El gran clásico navideño por excelencia, y no por el desgaste de los pases masivos por televisión hacen menor esta maravillosa película de Frank Capra. En su estreno fue nominada al Oscar entre las mejores películas, pero ni la crítica ni el público la apreciaron especialmente. "La debilidad de la película... es el sentimentalismo que respira todo", dirían.

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