jueves, 28 de noviembre de 2019

intemperie

Es el western spanish, de calidad tecnica y mensaje oscuro.Espacios abiertos como en el Oeste, drama con la consistencia del valor y el esquema suficiente como para no sospechar de moralidad. Filma Rosales la decrepitud de un  lugar que no esta en el sol  sino en la miseria mas absoluta. Complicandose al final con los guiños a otros generos, se puede perdonar absolutamente por seguir con una intriga al alza y como excelente corredor puede flaquear hacia el final del a historia. Un niño (Jaime López) huye de su pueblo con la intención de llegar a la ciudad, pero para ello debe atravesar una llanura que se extiende más allá de dónde alcanza la vista. Mientras, el Capataz del pueblo (Luis Callejo) organiza unas partidas para encontrarle con la excusa de que éste le ha robado.  El niño ve frustrada su oportunidad de marcharse en autobús cuando agazapado entre unas piedras escucha cómo le buscan los hombres del capataz, por lo que continúa vagando a pleno sol por la llanura hasta que su cuerpo no puede más. Por suerte, un pastor (Luis Tosar) lo encuentra y decide ayudarle a escapar y ocultarse de sus perseguidores. Todo esto es lo que le reconocio el festival de Valladolid. 
Lejos de quedarse en un filme costumbrista, Intemperie se convierte en un western moderno con tintes de thriller y drama. La cinta narra la huida de un niño (Jaime López) de su pueblo y su sed de venganza. Es cierto que la película, con unas pinceladas muestra el transcurso de la vida en una región donde la tierra es árida y la miseria está en todas partes, utilizando para ello como escenario el sur de España en la época de la posguerra y a unos personajes que sobreviven. Pero con la aparición de “el capataz” (Luis Callejo), un hombre poderoso que controla el pueblo a base del temor que infunde, se rompe con el costumbrismo y se descubre el verdadero tono de la película, en la adaptacion libre e la novela de Jesus Carasco. Cuando el niño huye, no puede sacarse de la cabeza la idea de volver convertido en un hombre para vengarse del capataz y quemar el pueblo. Lo único que éste conoce es el odio, la pobreza y el abuso, partiendo de una familia en la que apenas puede confiar en su hermana. Por suerte, en su camino se cruza con un pastor conocido como “el moro” (Luis Tosar), que no solo le salva la vida si no que decide acogerle y ocultarte, ganándose poco a poco su confianza con sus actos lo que es la compasión y el perdón.
Bajo esta premisa comienza una película que a medida que avanza nos descubre secretos de los personajes que muestran lo mejor y lo peor del ser humano. Una eterna lucha entre el bien y el mal, dónde el niño tiene que elegir a qué bando quiere pertenecer a través de sus actos. Si bien perdonar a aquellos que le han hecho daño o vengarse y convertirse en la misma persona que se lo ha hecho. A través de la dirección de Benito Zambrano (Solas), los personajes lo cuentan todo de sí mismos y su historia en pequeñas dosis y sin necesidad de abrir la boca. Con escenas que destacan por una crudeza en la que no son necesarias las palabras para mostrar el lado más oscuro del ser humano y que gracias a unos grandes actores, consiguen estremecer. La tensión que se crea desde el principio partiendo de que las probabilidades que tiene el niño de sobrevivir, llegar a la ciudad y no ser descubierto son mínimas. Por un lado, el capataz y sus hombres lo buscan por todas partes en un secarral en el que es difícil esconderse y por el otro, el calor y la falta de agua juegan en su contra. Esto consigue ser la combinación perfecta para no poder apartar la mirada de la pantalla ni un segundo. El niño permanece escondido en el fondo de un pozo mientras sus perseguidores interrogan al moro e inspeccionan el área. El niño, a punto de ser descubierto, mientras el moro resiste toda clase de tortura física y mental sin decir nada. Esta se convierte en una de las escenas más impactantes del filme tanto por la brutalidad de las imágenes como por la actuación de Tosar y Jaime López. Destacar también la aparición de Manolo Caro como el tullido del pozo. Un papel que aunque no tiene mucho tiempo en pantalla, sin duda consigue dejar marca y crear cierta incomodidad en el espectador encarnando la impotencia y desesperación más absoluta. Lo más importante en esta adaptación es forma todo aquello que se dice sin decirse. Bastan unas miradas entre los personajes para entender todo lo que está pasando o ha pasado sin necesidad de expresarlo con palabras.Se miran tambien Vicente Romero, Kandido Uranga, Mona Martines, Miguel Flor de li yYoima Valdes

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