Insolito titulo. De insólito también puede calificarse el que una película de estas características haya acabado editándose en un mercado del DVD donde más que probablemente tendrá una escasa difusión. La temática, el reparto, la localización… todo ello promete, en principio, una digestión algo pesada, no apta para estómagos poco preparados.
El joven Bilike vive con su familia en una solitaria cabaña perdida en la vasta soledad de la estepa mongola, sin agua corriente ni electricidad. El paisaje es prácticamente idéntico al que vio Genghis Khan en el siglo XIII.
En ese entorno los hechos más insignificantes pueden convertirse en acontecimientos excepcionales para un joven como Bilike y sus amigos Ergotou y Dawa. Un día uno de esos acontecimientos toma la forma de una pelota de ping pong que los amigos encuentran flotando en el arroyo. Nadie había visto antes nada igual. La abuela de Bilike opina que es una perla enviada por los dioses. Los niños esperan la llegada de la noche para ver si el objeto brilla… Ni siquiera los sabios lamas que viven en el lejano monasterio saben descifrar el misterio. La fortuita llegada de un televisor a casa de Dawa les permite saber que su extraño objeto es, nada más y nada menos, “la pelota oficial de China”. Los jóvenes amigos emprenden un largo viaje para devolver a Pekín la pelota de ping pong.
En principio, la lectura de la sinopsis parece conducirnos a un viaje épico, una travesía del desierto a cargo de unos niños con muchas ganas y pocos medios, desde las estepas mongolas hasta el lejano Pekín… . Este viaje prometido se reduce finalmente a una más de las múltiples anécdotas que se suceden en torno del hallazgo de la pelotita de ping pong por parte de los menudos andobas, por lo que en realidad, lo que se presupone será el eje central de la película y parte substanciosa del metraje, se acaba resolviendo en diez minutos. La sinopsis que se nos ofrece nos da unas expectativas distintas de la película a las que esperábamos. El director Ning Hao, tampoco aprovecha para introducirnos en profundidad en los usos y costumbres de estos esforzados mongoles…Sus quehaceres cotidianos se retratan de forma indefinida, vaga, y en muchos aspectos, nula, a excepción hecha de cómo llenan sus ratos de ocio… La película se centra más bien en plasmar ampliamente las actividades de los niños… que básicamente se reducen a vagabundear, charlar, beber cerveza y gandulear gran parte del día. El hecho de contar con actores no profesionales confiere al conjunto una aceptable sensación de realismo, no lograda plenamente por la dificultad de estos mismos actores en conseguir abstraerse totalmente de las cámaras en varias de las secuencias.
Por último, la acción se desarrolla básicamente en una zona muy concreta de la estepa mongola, donde se ubican las tiendas-vivienda de los protagonistas y próximo a ellas, un arroyo que les proviste del agua necesaria. Tan parco decorado supone que, no obstante la excelente fotografía, los escenarios puedan resultar en ocasiones algo repetitivos. Difícilmente subsanable, ya que es el típico paisaje de la estepa mongol. Otro gallo hubiera cantado si el viaje de los niños se hubiera dilatado unos minutos más de metraje, ya que el paisaje podría haber sido más variado.
Con todo ello, y aunque a priori esta película pueda parecer algo indigesta, cabe reconocer que se visiona con agrado, sin llegar a pedir la hora en ningún momento. Cien minutos de relajado esparcimiento, sin sobresaltos ni malos rollos. Evidentemente, muy a tener en cuenta que el humor chino es muy distinto al nuestro: no hay que esperar de esta comedia una sucesión de carcajadas fáciles, aunque es posible que se nos dibuje alguna sonrisa.
No se si es como fue, pelicula de festival fuera de concurso. Los extras, muy básicos: las fichas, el trailer, un trailer adicional (“Un café en cualquier esquina”) y “El enigma mongol”, un título que podría inducirnos a esperar alguna especie de documental sobre Mongolia, incluido en el DVD, y que se reduce a un pequeño texto de unas 20 lineas, de interes relativo.
jueves, 3 de abril de 2008
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