lunes, 5 de mayo de 2008
Un poco de chocolate
Película al filo de los tiempos. Es lo que se lleva, o así le parece a Aitzol Aramaio, que ya triunfo con su corto Terminal. Film de inquietudes sociales y estéticas, como nos demuestra con un colorido suponemos que científicamente escogido, publicitando bellos detalles que armonizan el discurso de la narración, pecando por ello de falta de emotividad en algunos momentos. Los primeros pasos del alzheimer, conduce a dos hermanos a recordar sus vidas , Hector Alterio Y JUlieta Serrano, dando paso a ficciones oníricas, tanto como l a banda sonora de Bingen Mendizabal. Película sencilla, útil, casi elegante ante una problematica que suele prestarse a pocas concesiones y cursiladas. La fuerza de la que adolece el guión en algún momento es suplida por las interpretaciones citadas y también la de los jovenes Daniel Bruhl y Barbara Goenaga. Cine vasco del mejor en una población en los años 80. Un joven acordeonista, ya Brulh violinista se había refugiado en casa de dos hermanas irlandesas, se acoge con dos hermanos que utilizan la imaginacion frente a determinadas lagunas mentales para mantener jugosas conversaciones a veces con difuntos y todo en una comedia verdaderamente dramática. Evasión frente a la soledad, fantasía frente a los que ya se han ido y un poco de chocolate para endulzar esta lucida reflexion. Chocolate, el alma de tantas generaciones, guerras y momentos difícil. Es necesario que como otros alimentos pueda seguir estando al alcance de todos y solamente sirva para sobornar la felicidad.
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