No repito el titulo que ya pretende hacer llorar de entrada. Coincide esta cronica con la llegada a casa del padre de Welles, Ares, aquel precioso beagle que desgraciadamente perdi este verano. Encuentro acertada la estrategia de Lasse Hallstrom de hacernos ver a los persoanjes solamente a traves de su relacion con el simpatico y fiel perro. A su alrededor nos hara reconocer los valores perdidos como el de la amistad, la fidelidad, el amor y el recuerdo de los seres queridos y esto si que hace llorar.
Hallstrom siempre nos ha emocionado como hizo con Algo de que hablar, Atando cabos, Chocolat, Las normas de la casa de la sidra, Mi vida como un perro, Querido intruso, Quièn ama a gilbert Grape? o Una vida por delante. Aqui vuelve a utilizar el argumento de esta historia real del japon de los años 20, inmediatamente incorporada al folklore nipon y que tambien fue llevada al cine en su momento que contiene ingredientes como la tristeza del perro, el hambre, el dolor o el frio, pese a o cual se dejaria matar por su dueño, todo ellos subrayado por una hiriente musica de violin.
Nos hacen llorar ademas del perro y mucho Ricard Gere, Sarah Roemer, Joan Allen recuperada para el cine y Jason Alexander. Siempre a tu lado Lasse.
martes, 10 de noviembre de 2009
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