Otro film de Sam Mendes de interacciones humanas como American Beauty, Camino de perdicion o Jarhead, en el que cada recodo se utiliza para moralizar y sentenciar sobre la moral vigente mas rancia como por ejemplo es mejor casarse que no, es malo adoptar o es una maldicion ser hijo de madre o padre soltero. John Krasinski y Maya Rudolph, mas comodos en las escenas divertidas del film, logran a pesar de todo un catalogo de matices melodramaticos que es de agradecer en medio de tanto nefasto narcicismo. Con tantos errores hasta nos ha caido mas simpatico este Mendes.
Los dos protagonistas se creen excepcionales y unicos por guion, lo qual es imposible y una pesadez. Al ser ideales y perfectos nunca son objeto de la satira del film ni de la critica del modelo social. Si en cambio reciben hasta en el carnet de identidad Maggie Gyllenhaal o Chris Messina que son amigos y familiares encontrados por la pareja modelo en el largo camino de la busqueda de la paternidad responsable. Algo asi como una version moderna del pesebre de Belen. En la primera parte del film son personajes grotescos y en la segunda la pueblan de trampas emocionales mas falsas imposible. Lo unico en que coinciden las dos partes del film es que la pareja protagonista es asi de buena porque Dios lo ha querido con lo cual los imperfectos pecadores hemos de buscar inmediatamente un lugar para esconderse.
Visualmente agradable, sin concepciones formales excesivas, quimica relajada de la pareja idonea, genuinos y empaticos, todo se va al traste con la erosion que la pretension de vender un mundo perfecto del director les hace soportar. A ellos y a nosotros que pasabamos por alli no siendo depositarios de tanta perfeccion. Y es que el Wyler ya dijo, que nadie lo es.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
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