jueves, 9 de octubre de 2008
Death race
Remake de Paul W s Anderson sobre un film del 75 de Paul BArtel, producido también por Roger Corman, que convierte un film B en un B6, en gris, modernidad metálica como debe ser una penitenciaria al uso de máxima seguridad. Unas salvajes carreras de coches tuneados que recuerdan demasiado a MAd MAx, sin el sentido del humor ni de la autocritica que tenia el original. La gracia de las violentas carreras es como la del antiguo chiste negro. Hay que abrir la puerta o no para atropellar a niños y ancianos, que puntúan mas que los jóvenes y adultos. Deporte nacional del mal gusto y la falta de educacion viaria que por no prohibirla, esperemos que nadie juegue a este juego de farruquismo. Para lo que menos sirve desde luego el engendro es para alertar de los peligros de la conducción temeraria. Carradine y Stallone son sustituidos aquí por Jason Stetham, Tyrese Gibson, que los hacen buenos actores ante nuestra estólida mirada y la de Joan Allen e Ian McShane que impertérritas como nosotros asisten a esta carrera del cine hacia su muerte.
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