sábado, 4 de octubre de 2008

Tiro en la cabeza

Mirad si hay películas para escoger esta semana: Asesinato justo- Batalla en Seattle- Cinemacat.cat- Death Race- El juego del matrimonio- Los limoneros- No me pidas que te bese porque te besaré- Reflejos- Sangre de mayo- Tiro en la cabeza- U2 3D. Pero tengo que empezar, por su tema y seriedad, por la de Jaime Rosales. Es curiosos que cuando un film denuncia con una crudeza infinita un acto mas e inútil de terrorismo fortuito además, la crónica en general la tacha de experimento, narrativa experimental, sea cual sea el formato, que evidentemente es cinematográfico. Es la cuadratura del circulo del cine documental para explicar una historia asquerosamente real. Si ha de haber debate, que también, sobre su propuesta visual no debe ser de ningún modo para cuestionar el film sino para admirarlo y positivar la idea extrayendo conclusiones magnificas del alegato de Rosales. No podemos decir mas que Las Hora del día o LA soledad son cine minoritario, porque estamos entregando al publico, el poco que queda, al cine americano chabacano de siempre.
Ion Arretxe, Iñigo Royo, Jalone Otxoa y Ana Vila defienden el film sin partidismos y que cada uno los vera desde el lado del que este, desde su punto de vista. El del director es filmar desde lejos al terrorista en su cotidianeidad con teleobjetivo, pero sin poder oír en ningún momento nada de sus palabras o sonidos emitidos. Quienes tendrán ventaja en estas secuencias serán los hábiles lectores de labios. Rosales no pretende encontrar una solución al grave problema. Pero da muchas de las claves de lo absurdo de la muerte sorteada. Los admiradores del cine propuesta, disfrutaran con el film e irán mas allá de los 2 minutos que ofreció el telenoticias del asesinato de dos guardias fuera de servicio al salir del bar de una estación gasolinera francesa.
El destino había querido que sus miradas se cruzaran, -que gran momento filmico y cinefilo,-con tres terroristas a los que aun no habíamos oído hablar. Y quien poco habla, poco respeta. Y menos la vida.

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