No hagáis lo mismo con el blog por favor. He de confesar que con los Coen tengo una relación insatisfactoria. No me creo para nada que este país no sea para viejos y sin embargo me gustaría morir entre las flores o en Fargo. Tampoco estamos hablando de Farenheit. Los Coen vuelven a mostrar aquí su desprecio por la estupidez humana, pero otra cosa son sus búsquedas iluminadas hacia otro lenguaje cinematográfico, seguramente mas expresivo y moderno, pero que deja a sus viejos admiradores a un paso del abismo. Misántropos como son, impiden una vez mas que nos identifiquemos con alguno de sus personajes, Frances McDormand. George Clooney, Brad Pitt. John Malkovich, Tilda Swinton o J.K.Simmons lo cual es fatal para los viejos espectadores formados en las salas de western. Egoístas, libidinosos y avaros, practican todos los pecados capitales que pueden. Esta bien que jueguen una vez mas a conseguir una comedia de culto y no los consigan. Les mantiene vivos en su país.
Porque su violencia es otra vez gratuita y aleatoria. Vuelven a tirar la moneda al aire para morir o vivir con lo que ellos conviven con el mal que impone su ley sin moral alguna. Castigo, inocencia, todo es relativo como en un desierto o superficie nevada de vació.
Estúpido y complicado planteamiento para decir al final que el individuo necesita dinero, compañía y algo de control sobre su vida. La comicidad de su puesta en escena es pues falsa e hipócrita y un baño de melancolía, recorre todas las miradas, todos los rostros. todas las conversaciones de unos personajes que quemados después de leer, cavaran su propia tumba. ¿No sera lo que están haciendo los Coen supongo.?
Y para compensar un gran documental mas centrado y mucho mas al grano que escueze, La lista de Carla. El suizo Marcel Schüpbach explora el combate de la fiscal general Carla del Ponte desde su puesto en el Tribunal Penal Internacional para llevar ante la justicia a los criminales de guerra que asolaron la antigua Yugoslavia. La infatigable Del Ponte lucha desde hace años por llevar a juicio a criminales como Ratko Mladic, Radovan Karadzic o Ante Glotovina. A lo largo de seis meses, la cámara de Schüpbach sigue a la fiscal en sus viajes por La Haya, Washington, Zagreb o Nueva York. Es esta la primera película que ha consiguido penetrar en los pasillos y despachos del Tribunal Penal Internacional. El documental muestra la inmensa complejidad del trabajo de la justicia "entre verdades, mentiras, intentos de presión, negociaciones, éxitos y derrotas". Nunca quemar despues de mirar.
sábado, 11 de octubre de 2008
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