jueves, 2 de octubre de 2008

El pensamiento del critico en un festival

No se porque me voy a meter en camisa de 24 fotogramas por minuto, donde no me llaman. Me ha parecido empezar con esta definición de wikipedia, donde además se dan otros parámetros, siguiendo los cuales todo el mundo mediría mejor sus palabras. El pensamiento crítico se propone analizar o evaluar la estructura y consistencia de los razonamientos, particularmente opiniones o afirmaciones que la gente acepta como verdaderas en el contexto de la vida cotidiana. Tal evaluación puede basarse en la observación, en la experiencia, en el razonamiento o en el método científico. El pensamiento crítico se basa en valores intelectuales que tratan de ir más allá de las impresiones y opiniones particulares, por lo que requiere claridad, exactitud, precisión, evidencia y equidad. Tiene por tanto una vertiente analítica y otra evaluativa. Aunque emplea la lógica, intenta superar el aspecto formal de esta para poder entender y evaluar los argumentos en su contexto y dotar de herramientas intelectuales para distinguir lo razonable de lo no razonable, lo verdadero de lo falso.
El pensamiento crítico se encuentra muy ligado al escepticismo y al estudio y detección de las falacias.
Viene esto a cuento de la carta en el país contra nuestro colega Boyero, critico que no es de mi devoción, pero de quien admiro su valentía y agresividad especialmente en los tiempos de television en el mundo. También quiero advertir antes de empezar que me reservo el derecho de aceptar o no su invitacion en su prestigioso programa televisivo.
Alguien tenia que decir el celibato y tostón que representan algunos festivales internacionales, por no decir casi todos si exceptuamos el de Lerida. Me entusiasma que el propio periódico donde escribe se haya hecho eco de las criticas hacia su actuación en la reciente Venecia. Quien no ha cruzado nunca con un director de cine u otro colega la frase "si tu no dices que me ido, yo no diré que te has dormido" Que mas da pues al espectador o miembro de la industria que la correa de transmisión casi gratuita entre el producto y el publico no pueda soportar mas el tedio y resbale. Suspendido alguna veces de empleo y sueldo por sugerimiento de una distribuidora o el mismo editor, (para que servirán los jefes de redacción?), cartas al direcotr hablaban de mi juventud y poca experiencia en campo visual. Un amigo mio, director de un importante medio escrito de Catalunya, al que no le importaba un rábano la critica cinematografica y que la reducía cada mas de las 20 lineas estipuladas, me decía, hablando de su equipo de 4 críticos: "El día que reciba una carta de un lector quejandose, le echare y los otros cobraran mas."
Contento porque la polémica supera aquellas de Madrid-Barcelona, cuando se discutía la moraleja de la escena de una pareja en el siento trasero de un coche, esta vez ha subido de nivel, ya que no de tono. Ninguna distribuidora se quejara de que su asesor critico haya salido de un Kiarostami en un festival. Para ver un film del irani en el contexto de un festival y seguramente fuera de hora, hay que tener ganas, a no ser que se encuadre en un acto de violencia cultural.
Me gustaría saber cuantos de estas 230 y pico de firmas de la justiciera carta hubieran aguantado en su Álamo particular y si hubieran mostrado siquiera respeto hacia si mismos.
Tienen que saber los indignados firmantes que solamente un 10 % de los lectores del periódico empiezan a leer las criticas y solamente el 6% las acaban y que los espectadores que se rigen por este intelectual sistema acuden o no solamente por el nombre del critico informador, al que generalmente honran con una fidelidad excepcional. Y que la composición del programa del festival, depende de tantos factores ajenos al criterio del informador, de componendas muchisimas de las veces, de factor casualidad otras que se escapan totalmente a la mas mínima visión cultural y de interés publico del mercado. Nadie como Antonio Gasset, hoy ya despeñado, había cantado claro y alto los desaguisados de las programaciones y los intereses inconfesables de majors, productoras, distribuidores y exhibidoras. Este es el problema infecto o no de la mala calidad del cine que llega al publico. No que un critico, harto de aguantar, dictados de intereses globalizadores, guiones surrealistas y salvadores del destino ultimo y fatal del séptimo arte, salga de la sala media hora a mear mientras otros roncan el txacoli típico del lugar.

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