Explicito en sus obras, Salvador Garcia Ruiz, Mensaka o Les veus del vespre, ha utilizado siempre el sexo como reclamo. Pero no es una queja. No voy ha decir que sea repetitivo el menage a trois bastante creible del film, ni que dejan de interesar en algun momento sus escenas ni que producen el tedio del porno. Pero si que se diluyen en la vaguedad de los diferentes procesos emocionales de Adriana Ugarte, Biel Duran o Nilo Mur, tipo juventud años 80, inmersos en descubrir la psicologia de la movida madrileña, siendo los personajes ambiguos, bien en su moral, mal en su difusion y esquemas metales. Tanto que llegan a confundir la cama con el arte, que si, que pueden haber una conexion, pero colateral, nunca intima, y os ahorro ejemplos no muy lejanos. Una cosa es la musa y la otra el marchante, que pueden llegar a coincidir.
Insegura adaptacion de la novela de Almudena Grandes, no tiene suerte en el cine la autora, en la que tiembla la carne, no estremece la emocion y esta ausente el intelecto. Hay que ser un poco mas leido para establecer una minima relacion entre el vacio personal de la gente, con el frenesi llevado al tun tun y un hedonismo cultural. Volvemos pues al cine de carton piedra, castillos en el aire. Fuoco en el aqua, sonata di vento.
viernes, 30 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario