REC 2

Nunca me ha interesado el fenomeno REC por su genero, que ahora acaba de perder ademas la ironia de Jaume Balaguero y Paco Plaza, con la propia confesion de que no habra mas rec's. Esta segunda parte, mas tosca todavia que la primera, gesticula con la observacion de la parodia y exige a un espectador mas preparado y adicto al genero terrorifico, sin la capacidad de sorprender de la primera, tiene los elementos manidos del genero, susto y tonteria para ver si queda todavia adrenalina que soltar. El patio de vecinos es el mismo y los mismos dispuestos a relatar otra vez lo mismo a la camara loca, en mano o donde sea. Hasta Manuela Velasco, la intrepida reportera recoge la accion donde la dejo y continua a pesar de lo comprometido de la situacion. Porque los afables y valerosos bomberos, entrañables y cotidianos, han sido sustitudos por geos de Harrelson que la lian a tiros con los vecinos zombies del eixample barcelones, que ademas han sido poseidos por un cabronazo malvado.
De las cabezas de los directores y de sus consumiciones ha salido esta comunidad vecinal con emigrantes, matrimonio que va tirando, una anciana que vive sola, todos animados con un video casero. Y resulta que esto retransmitido como las historias de brujas, colo. Pep Molina y Ariel Casas aportaron sus caretos a los dos entusiastas del cine de Sitges, del cine de terror y que en tan solo dos años, despues del periplo americano, han sido capaces de repetir para seguir investigando los reconditos huecos del alma humana frente a los limites del desastre y el horror.
Con Balaguero ya no me emocione. aunque si admire su tecnica, con Los sin nombre y Darkness, film del que me pongo a veces la camiseta, y debo reconocer que me agobio enormemente en los rellanos de la escalera vecinal REC 1 y 2, decorado donde se mueven con precision los instintos encerrados de los autores para dar recorrido y salida a su narracion.
Ahora todo ha terminado. Los zombies salvajes ya no estan. Y si se observa sangre en la boca, no se preocupe, es que le estan arrancando un diente. Que descanso, oiga.